La encuesta nacional de adicciones ha mostrado que aproximadamente un 70% de la población entre 15 y 65 años consume alcohol. Aproximadamente el 7% de la población tiene problemas con su manera de consumir alcohol y se vuelve una adicción, manifestándose como alcoholismo.

 

Se le llama adicción a toda conducta placentera en la cual el individuo pierde el control sobre el consumo de alguna sustancia. En el caso del alcoholismo, el paciente tiene problemas para mantenerse sobrio, si pasan algunas horas o días sin que consuma alcohol, presenta ansiedad e inquietud por beber alcohol e incluso en algunos casos, el paciente llega a pensar que si no consume alcohol puede morir, su consumo de alcohol sobrepasa al antojo y más que un antojo se genera una necesidad.

 

¿Cómo actúa el alcohol en nuestro cuerpo?

 

La molécula del alcohol se mete a nuestro cerebro cuando se ingiere y digiere, interviene en el sistema cerebral llamado ‘sistema de motivación y de recompensa’, el cual está formado por núcleos y esos núcleos, a su vez, se forman por las neuronas que liberan dopamina, misma que liberamos cuando experimentamos algo que nos provoca felicidad y placer. El alcohol y las drogas liberan masivamente dopamina con su consumo, y es el principio para que una persona desarrolle tolerancia a estas sustancias y se vuelva adicta.

 

La tolerancia es la resistencia que una persona va adquiriendo con el consumo de alcohol, es decir, si al principio se mareaba con una copa de vino, después necesitará dos copas para sentir el mismo efecto, luego tres, y consecutivamente va ascendiendo la cantidad de alcohol.

 

La adicción, como tal, surge como resultado de la vulnerabilidad que depende del comportamiento de sus genes. Actualmente se está intentando demostrar mediante estudios de laboratorio que existe cierta carga en la genética de una persona si sus padres o abuelos han sido consumidores asiduos del alcohol. Sin embargo, pueden existir casos en los que quizá ni los abuelos, ni los padres de una persona hayan sido consumidores, pero esta persona se expone a la debilidad de ingerirlo por la presión social de amigos, compañeros u otras personas inmersas en su entorno, entonces es posible que genere modificación en el comportamiento de sus genes y de esta manera pueda trasmitir esta nueva carga genética hacia sus hijos o nietos.

 

El consumo excesivo de alcohol por largos periodos, no solo acarrea problemas sociales, sino también de salud, entre los riesgos más importantes se encuentra la pérdida de la memoria, cirrosis hepática, cuando el hígado se daña también daña a la circulación y aparecen várices, algunas várices esofágicas se pueden reventar y provocar el vómito de sangre, puede acumularse suero de la sangre en la cavidad abdominal, también llamada ascitis; demencia, infartos al corazón o cerebrales, trastornos de sueño y de alimentación.

 

¿Cómo se desarrolla la adicción al alcohol?

 

La primera etapa de la adicción se conoce como reforzamiento positivo y es en la que se encuentra la mayoría de la gente que bebe porque le gusta, porque le genera placer, sin embargo, las personas que ya desarrollan la tolerancia y conforme se va aumentando el consumo de alcohol por periodos prolongados, llegan a pasar de la tolerancia a la dependencia.

 

En la fase de la dependencia, la persona ya se siente mal por la falta de alcohol, entra en crisis de ansiedad, sed, desesperación, esto se conoce como reforzamiento negativo, en algunos casos de adicción muy avanzados, la persona llega a generarse la idea de que si no consume alcohol podría morir.

 

Luego viene la fase de las recaídas. Las personas que comienzan a tener problemas graves de ámbito social, familiar, personal, de salud o laboral toman la decisión de dejar el alcohol, pueden someterse a un tratamiento por cierto tiempo, sin embargo, la persona aún es sumamente vulnerable y se expone a situaciones de debilidad que generalmente le harán recaer y es cuando la persona debe contar con mucho apoyo de otras personas cercanas.

 

El tratamiento de rehabilitación es muy difícil para una persona adicta y es muy importante realizar todo un diagnóstico clínico, ya que muchas personas además de manifestar la dependencia por el alcohol, también pueden presentar algún trastorno psicológico o psiquiátrico como depresión, ansiedad o trastorno de bipolaridad, entre otros.

 

Los hombres, por genética, tienen mayor ‘resistencia’ al alcohol, ya que, a diferencia de las mujeres, los hombres tienen unas enzimas en el intestino que ayuda a degradar más fácil y rápido el alcohol, por eso se dice que los hombres ‘aguantan más’.

 

No es malo el consumo de alcohol siempre y cuando se haga moderadamente y sin llegar a altos grados de embriaguez, es importante valorar la salud y evitar o prevenir cualquier afectación que pudiera generar el alcohol por su consumo alto y prolongado, se debe buscar ayuda oportuna cuando se empieza a perder el control en la manera de beber, esto hará una gran diferencia en la vida del consumidor.

 

 

 

Con Información del Dr. Óscar Prospéro, Investigador Titular C de tiempo completo del Sistema nacional de investigadores, Departamento de fisiología de la UNAM, opg@unam.mx