29/08/24 | +Actualidad, +Descubrir
Nota e ilustración por Zenyaci Morales
La viruela del mono, también conocida como Mpox, es causada por un virus perteneciente a la familia Orthopoxvirus y se descubrió alrededor de 1958 en una familia de monos que estaban en investigación. El primer caso en una persona se encontró en 1970 en República Democrática del Congo.
En 2022 se consideró como una enfermedad de emergencia mundial de salud debido a que se expandió en al menos 117 países, para 2023 se registró un descenso en el número de casos; sin embargo, el pasado 14 de agosto se declaró emergencia sanitaria por su expansión a otros países como Burundi, Ruanda, Uganda y Kenia.
Puede transmitirse a través del contacto cercano con animales o personas infectadas, mediante fluidos corporales, la piel y fómites, que son utensilios contaminados con el virus, como sábanas, cobijas u otros artículos personales.
La infección desaparece por sí sola en un periodo de 2 a 4 semanas y se presenta en dos fases, en la primera se manifiestan dolores de cabeza intensos, dolores musculares y articulares e inflamación de los ganglios linfáticos. En la segunda fase aparecen manchas en la piel que evolucionan a erupciones llenas de líquido vesicular y posteriormente a costras.
El diagnóstico se realiza de manera clínica y se confirma con un estudio de laboratorio llamado Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR). Su tratamiento consiste en administrar medicamento para el control de los síntomas, las lesiones y un antiviral que se utiliza en los casos en los que las personas generan complicaciones graves.
Para su prevención es importante realizar el lavado de manos recomendado por la Organización Mundial de la Salud de manera constante, utilizar cubrebocas y evitar el contacto directo con personas infectadas.
Con información de la M. en C. Marie Nicoline Ordaz Kücks, Profesora de asignatura del Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina, UNAM.
26/04/23 | +Descubrir
Nota: Araceli Jiménez
Ilustración: Mariel Kaplun
A través de la hormona de la insulina, nuestro cuerpo tiene la capacidad de transformar la glucosa en energía para el cumplimiento de funciones básicas, como respirar o caminar. La insulina se genera en el páncreas, sin embargo, cuando éste ya no es capaz de producirla o de utilizarla eficazmente, surge la diabetes: una enfermedad que genera múltiples afectaciones en el cuerpo y miles de muertes cada año.
Las personas con mayor posibilidad de padecerla son aquellas con antecedentes familiares, hipertensión, obesidad (o que tengan un índice de masa corporal mayor a 25 kg/m2), enfermedades cardiovasculares o mujeres que desarrollaron diabetes gestacional u ovario poliquístico. Es muy importante prestar atención si en los últimos meses se ha tenido aumento de apetito, sed, pérdida de peso y necesidad de orinar frecuentemente.
Una vez que se tiene esta enfermedad es indispensable que se siga el tratamiento indicado por el personal de salud y que se mejore el estilo de vida, principalmente los hábitos alimenticios y la actividad física, ya que son múltiples las complicaciones que se pueden desencadenar en el organismo.
La hiperglucemia y la hipoglucemia se presentan cuando los niveles de glucosa en la sangre aumentan o disminuyen más de lo necesario, en ambos casos se producen daños irreparables en el cuerpo y, del mismo modo, las personas mayores de 65 años corren un mayor riesgo de fallecer.
Hiperglucemia
Este es un trastorno que se asocia frecuentemente con la resistencia a la insulina y ocurre cuando esta hormona no puede viajar por los vasos sanguíneos hasta los órganos y tejidos para darles energía. Como consecuencia, aumenta la glucosa en la sangre hasta volverse tóxica, lo cual ocasiona complicaciones a largo plazo en riñones, músculos, ojos e hígado.
Cuando los niveles de glucosa están por arriba de 126 miligramos por decilitro (mg/dl) la persona presenta: sed incontrolable, sueño, necesidad de orinar con frecuencia, visión borrosa y aumento de apetito.
Para evitar que se presente la hiperglucemia, se debe seguir el tratamiento médico indicado, aumentar la actividad física, tener una dieta equilibrada, consumir abundante agua y tratar de disminuir el estrés.
Hipoglucemia
Por el contrario, la hipoglucemia se presenta cuando los niveles de glucosa en sangre disminuyen por debajo de los 70 mg/dl. En este caso, la persona que ya tiene tratamiento (antidiabético oral o con insulina) debe estar atenta de no presentar: disminución de ánimo, fatiga, hambre, sueño, sudoración, visión borrosa, mareos, confusión y somnolencia.
Estos síntomas afectan la calidad de vida de laspersonas y ocasionan riesgos en el sistema nervioso central. En algunas ocasiones, se puede tener la necesidad de acudir al servicio de urgencias para que se le aplique glucosa.
Cuando una persona tiene hipoglucemia puede perder la conciencia, una situación de gravedad que pone en riesgo su vida, por ello es indispensable tener a la mano medidas de rescate. Por ejemplo, colocar un poco de miel debajo de la lengua; si la persona aún se encuentra consciente, puede tomar medio vaso de jugo natural o envasado; o medicamento de libre venta en la farmacia, conocido comúnmente como glucagón.
Para evitar esta situación, se requiere tener un control en los horarios de alimentación, verificar los niveles de glucosa con regularidad y estar muy atentos al consumo de medicamentos, dado que una dosis mal empleada puede generar complicaciones.
Con información del Dr. Sergio Alberto Mendoza Álvarez, Académico de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Medicina de la UNAM.
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