La palabra Anfiteatro hace referencia a la parte más alta de un teatro, que constaba de una edificación circular o elíptica (en la civilización romana, como el Coliseo) donde se celebraban espectáculos, deportes o combates en el centro; los espectadores se colocaban alrededor y hacia arriba en gradas. 

Luego, el término fue adoptado por la cátedra, especialmente de anatomía. El primer anfiteatro anatómico en la historia fue construido en 1490 por el cirujano italiano Alessandro Benedetti, profesor de cirugía y anatomía en la Universidad de Padua. En el centro se colocaba una mesa con el cuerpo y a un lado el catedrático para enseñar disección, anatomía y procedimientos quirúrgicos. La sala, de igual manera, se edificaba de manera circular, adaptada para que los alumnos se colocaran en niveles ascendentes, alrededor de la mesa de disección.

En México, el programa completo de enseñanza de medicina se consolidó en 1620, con una duración de 4 años. Dentro de este programa se daba la asignatura de anatomía y cirugía. En 1646, Juan Correa realiza la primera disección anatómica en el Hospital de Jesús y para 1649, el obispo Juan de Palafox y Mendoza ordena que cada 4 meses se realizaran disecciones en los hospitales que ayudaban a la enseñanza, dentro de los cuales también encontramos al Hospital Real de esta Ciudad y el Hospital de San Andrés. Todos los catedráticos y alumnos de medicina tenían la obligación de asistir a estas clases de anatomía y el que no la presenciara se hacía acreedor a una multa de 50 pesos o incluso podría perder el curso.

Después de este evento, en el Palacio de Medicina, el tercer piso estaba dedicado al trabajo con cadáveres sobre mesas de mármol de manera rutinaria, algunas de estas mesas aún se conservan en el aula 518 de nuestra Facultad de Medicina (en el Departamento de Anatomía) y otras en exhibición dentro del Palacio de Medicina.

En la década de los 60’s, se tenía un anfiteatro con la antigua infraestructura, es decir, con una plancha al centro y con niveles circulares hacia arriba para observar la disección. Constaba de 4 puertas, por una entraban los profesores, por la segunda puerta entraban los auxiliares, por la tercera los ayudantes y la última puerta comunicaba con la parte que subía a los niveles de observación. Sin embargo, en los años 70’s desapareció esta figura y solamente quedaron las aulas del basamento del edificio B, que inicialmente estaban enfocadas para la realización de disecciones quirúrgicas, por una parte, entraba el profesor y a pesar de que la estructura no era circular, los alumnos subían en escaleras para observar la clase, lo que también desapareció con el tiempo.

Los anfiteatros anatómicos como se conocieron en los inicios de su historia, evolucionaron a laboratorios de disección, que además adoptaron el uso de otras herramientas como microscopios, lámparas quirúrgicas y actualmente se han implementado medidas de seguridad como pisos antiderrapantes, antiestáticos y anticorrosivos, extractores de aire que evitan la acumulación de olores y vapores, e incluso los anfiteatros modernos han incluido el uso de tecnología de punta para facilitar aún más la enseñanza, así como nuevas técnicas de preservación de los cuerpos. El único anfiteatro moderno en México que aún conserva el antiguo estilo arquitectónico es el de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

 

 

Diferencias entre los antiguos y los modernos tratamientos de los cuerpos

 

Los tratamientos en sus inicios eran a base de alcohol puro y en la antigüedad utilizaban el clavo para cambiarle el sabor a esta sustancia, ya que en los casos en el que el cuerpo tenía que ser trasladado por varios días, el alcohol corría el riesgo de ser ingerido por las personas que lo transportaban.

Luego se empezó a utilizar otro tipo de alcohol  (formaldehído), ésta sigue vigente para la preservación de los cuerpos. Sin embargo, se ha demostrado que es una sustancia cancerígena, por lo que las nuevas técnicas incluyen el formol en una muy baja concentración para disminuir el riesgo a la salud por sobreexposición a este químico, sobre todo para las personas que se dedican a preparar los cuerpos, a diferencia de los estudiantes que sólo se ven expuestos durante algunas horas, una vez a la semana en su primer año de la carrera.

La Facultad de Medicina creó su propia fórmula de preservación (Fórmula UNAM), una modificación a una técnica llamada Carbowax, a la que se le modificaron las concentraciones de las sustancias y se logró disminuir la concentración de formol a menos del 5% y otras sustancias como eucalipto y mentol.

Existen otras técnicas de preservación entre las cuáles encontramos una conocida como Thiel en honor a el Dr. Walther Thiel quien la inventó y consiste en introducir el líquido de manera intravascular para después sumergir los cuerpos por meses, logrando una mejor flexibilidad. Finalmente  la “plastinación”, la cual ha revolucionado al mundo y fue creada por el alemán Gunther Von Hagens, consiste en sustituir el agua del cuerpo por un plástico mediante impregnación forzada, con ayuda de una cámara de vacío. Este modelo es permanente y a diferencia de otros ya no es necesario utilizar guantes para manipularlo porque ya no queda ninguna sustancia líquida.

 

 

Con información del Dr. Diego Pineda Martínez, Profesor de Anatomía y jefe del Departamento de Innovación en Material Biológico Humano de la Facultad de Medicina, UNAM.