Nota: Araceli Jiménez
Ilustración: Jeremy Monroy

De acuerdo con la Secretaría de Salud, los casos por infecciones intestinales aumentan en un  30 por ciento durante la temporada de calor, la cual se contempla que este año dure del 22 de marzo al 30 de septiembre.

Por ello, es importante ser conscientes sobre el correcto manejo de los alimentos, debido a que comúnmente durante este periodo no se conservan a una temperatura adecuada ni se mantiene la limpieza adecuada antes de su consumo, ocasionando una rápida descomposición, y liberación de toxinas que enferman a quienes los consumen.

Las personas más afectadas son infantes menores de 5 años y adultos mayores de 60 años, aunque la manera en la que se adquiere la enfermedad es diferente ya que en la mayoría de los casos en infantes se contraen por virus, mientras que en adultos es por virus, bacterias y parásitos; sin embargo, los síntomas son los mismos, al igual que el tratamiento.

Aunque el incremento de enfermedades por intoxicación alimentaría aumenta en estos meses, no todos los casos se deben al aumento de calor y mala conservación de los alimentos, ya que también pueden surgir cuando los alimentos se contaminan con materia fecal, provocando  el surgimiento de bacterias y parásitos como la salmonela o las amibas.

Por lo general, los síntomas se presentan en las primeras 8 horas después de consumir los alimentos en descomposición, causando:

  • Dolor en el área abdominal
  • Diarrea
  • Fiebre (en ciertos casos)
  • Náuseas
  • Vómito

Para prevenir este tipo de infecciones se recomiendan las siguientes medidas de salubridad:

  1. Consumir agua filtrada, hervida, de botella o garrafón.
  2. Lavar las manos, al igual que los alimentos,  antes y después de consumirlos.
  3. No ingerir comida cruda (cocinarla bien).
  4. Mantener los alimentos a menos de 37º grados para evitar su rápida descomposición.
  5. Evitar comer en la calle.

En caso de contagio se recomienda acudir al médico, mantener una adecuada hidratación y evitar automedicarse.

Con información de la Dra. Nayeli Xochiquétzal Ortiz Olvera, académica de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Medicina de la UNAM. 

 

 

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