Las arterias que envuelven al corazón proveen la alimentación necesaria para que pueda funcionar y envíe sangre a los demás órganos del cuerpo; cuando éstas se obstruyen por arteriosclerosis, es decir, el acúmulo paulatino de placas de colesterol y calcio, ocasionan una respuesta inflamatoria, disminuyendo el espacio para que la sangre fluya y ocasionando cardiopatía isquémica, cuya frecuencia es la principal causa de muerte en nuestro país.

Existen diferentes tipos de cardiopatía isquémica:

  • Silente: ésta no genera síntomas, pero se puede detectar tempranamente mediante distintas pruebas, estudios de imagen y de ejercicio
  • Angina de pecho crónica o estable: su principal síntoma es el dolor de pecho opresivo y falta de aire al caminar, se dice que es estable cuando las placas dentro de la arteria aún no se rompen. Otros síntomas importantes es el dolor de mandíbulas, dolor en el brazo o estómago.
  • Infarto agudo al miocardio: ocurre cuando se desprende la placa de colesterol y calcio generando un coágulo que invade el flujo de sangre por completo.

 

Las arterias son organismos vivos que están compuestas por distintas capas y distintas células cuyas funciones son de vasoconstricción y vasodilatación.

El alto nivel sérico sanguíneo de triglicéridos y colesterol LDL, o también conocido como colesterol malo, ocasiona reacciones inflamatorias locales dentro de la piel de las arterias o también llamado endotelio, cuando el organismo detecta estas sustancias dañinas trata de quitarlas de la sangre, al no lograrlo, las encapsula: las células de defensa llamadas macrófagos tratan de “comerse” este cúmulo de lipoproteína, sin embargo, el sistema quimiotáctico termina por atraer más sustancias que forman la placa arteriosclerosa obstruyendo la arteria. Cuando esta placa se rompe, el cúmulo de sustancias dañinas, linfocitos y macrófagos salen al torrente sanguíneo. El cuerpo lo detecta como una agresión y libera células que tratan de detener este proceso inflamatorio generando un coágulo que termina por obstruir completamente a la arteria.

La cardiopatía isquémica es una de las principales causas de insuficiencia cardiaca, la cual se genera cuando el corazón ya no posee la suficiente fuerza y capacidad para proveer de sangre al resto de los órganos del cuerpo para funcionar correctamente. Además, es un predisponente de arritmias ligeras llamadas extrasístoles a graves, conocidas como fibrilación auricular, e incluso puede generar eventos de fibrilación ventricular también conocidos como “muerte súbita”.

Otras enfermedades pueden desencadenar el padecimiento de cardiopatía isquémica, como una diabetes descontrolada, hipertensión y sobrepeso u obesidad. El tratamiento consiste en el uso de fármacos antiplaquetarios y controladores de lípidos, entre otros que contrarresten las enfermedades adyacentes, así como la necesidad de cambiar el estilo de vida a uno más saludable que incluya una dieta balanceada rica en fibra, alimentos naturales poco procesados, baja en grasas y en carne roja, evitar el abuso de sustancias como alcohol y tabaco; y realizar una actividad física intensa en modo de rehabilitación.

En los casos graves de cardiopatía isquémica, se realizan otros métodos para contrarrestar la enfermedad como procedimientos quirúrgicos de punción en la muñeca o cirugía a corazón abierto.

 

Con respecto a las emociones…

Hay un patrón de personalidad altamente asociado a la propensión de presentar alguna cardiopatía isquémica cuyas características son: ser altamente competitivo, aprehensivo, búsqueda constante por destacar, obtener los primeros lugares, poca tolerancia al fracaso. Los linfocitos son células que interactúan en defensa contra infecciones y enfermedades. La depresión genera una menor función y actividad de éstos para la defensa de cualquier órgano. Los estados anímicos ansiosos o de mucho estrés generan altos niveles de catecolaminas, es decir, epinefrina, noradrenalina, metanefrina; sustancias que son dañinas en sus altos índices para la función de los vasos. Con estas sustancias se hacen más pequeños y generan disfunción endotelial que a su vez es también causante de hipertensión, diabetes, cardiopatía isquémica y evento cardiovascular cerebral.

 

Esta enfermedad es prevenible, sólo el 1% de los casos es de causa genética. El uso de drogas duras como la cocaína y la heroína es la principal causa de infarto agudo al miocardio en jóvenes de entre 25 a 30 años. Todas las personas tienen riesgo cardiovascular después de los 40 años si son varones y después de los 50 en el caso de las mujeres.

 

Con información del Dr. Álvaro Contreras Villaseñor, Médico Adscrito de Hemodinamia del Centro Médico Siglo XXI y docente de la División de Posgrado de la Facultad de Medicina, UNAM.