Nota: Nestor Ortíz
Ilustración: Anggraini Sitompul

Quienes padecen TOC también pueden presentar imágenes mentales de contenido violento o sexual, que son inevitables y desagradables.

Creer que nos vamos a contagiar de alguna enfermedad por utilizar una manija, lavar el mismo plato varias veces  o incluso, buscar constantemente un orden perfecto e impecable en cualquier conjunto de objetos, son algunos ejemplos del Trastorno Obsesivo Compulsivo, mejor conocido como TOC, por sus siglas .

Se trata de un padecimiento caracterizado principalmente por:

Ideas obsesivas: pensamientos intrusivos, repetitivos, absurdos y extraños, que no se pueden evitar, pues genera muchísima ansiedad.

Compulsiones: conductas repetitivas e intencionales para disminuir la ansiedad, varían de acuerdo al tipo de obsesión que tiene la persona, pero esto puede llegar a casos graves en los que se necesite hospitalización psiquiátrica. 

Quienes padecen TOC también pueden presentar imágenes mentales de contenido violento o sexual, que son inevitables y desagradables. Por ejemplo, al ver un cuchillo, pueden tener imágenes sacándole los ojos a las personas que están a su alrededor, sin desearlo. Por ello, con su compulsión disminuyen su ansiedad producida por esas ideas.

Las personas con este padecimiento, adolecen tener imágenes de este tipo sin ser deseadas, y muchas veces, no dicen que están pasando por esa situación por miedo a ser juzgados como locos o con pérdida de la razón, cuando en realidad no es así. 

Hay quienes pueden tener rasgos obsesivos de personalidad, como ser muy limpios, profesionistas o pulcros, y esto no quiere decir que presenten TOC.  Es decir, mientras no cause una disfuncionalidad en el trabajo, en la vida académica o en nuestra vida social, entonces no padecemos un trastorno obsesivo compulsivo. 

Por otro lado, si se tiene ideas obsesivas que son absurdas, que lleve dos o tres horas  hacer  la misma conducta, si causan disfuncionalidad en diferentes áreas de la vida, y por otra parte se sufra por tenerlas, entonces se estaría hablando de TOC.  

Tiene causas multifactoriales, ya sea por disfunción de sustancias químicas como la serotonina o por genética. A su vez, es un padecimiento que no se quita, pero se controla a lo largo de la vida con medicamentos indicados y monitoreados por un psiquiatra, con terapias y antidepresivos. Siendo la terapia cognitivo-conductual, la que más ayuda a pacientes con este problema. 

También puede haber una causa ambiental. Por ejemplo, si en la familia de una niña o niño  hay alguien muy obsesivo, el infante también se va acostumbrando a tener ciertas conductas o rituales características de este padecimiento. Para ser diagnosticado es indispensable acudir con personal de la salud mental.

Entre los tipos de obsesiones más comunes, podemos identificar:

Obsesiones de limpieza o contaminación: Las personas tienen la idea de que deben de limpiar, desinfectar, lavar o enjuagar  perfectamente a su modo, las veces y el orden que consideren necesarias. De no hacerlo, les genera mucha angustia, volviéndose una idea absurda y repetitiva que no los deja en paz hasta que llevan a cabo la conducta.

Obsesión de la duda patológica: Ocurre cuando deben cerciorarse o verificar algo como cerrar bien las llaves, las ventanas o las puertas, por ejemplo. Esto lo pueden hacer muchas veces,  y en situaciones obvias. 

Obsesiones de simetría: En este caso, las personas que lo padecen necesitan que todo este derecho, alineado, simétrico o proporcional. Por ejemplo, procuran que su peinado divida exactamente su cabello 50 por ciento de un lado y 50 por ciento del otro. El no hacerlo, de igual modo les genera ansiedad. 

Obsesiones de higiene personal: Se bañan, visten o asean, con rituales o conductas que son repetitivas en un orden específico o cierto número de veces. Son personas que se pueden tardar un tiempo inadecuado o excesivo al bañarse. Incluso, al hacer del baño y limpiarse, se quedan con la duda si lo hicieron bien, tardándose muchas horas en el baño. 

 

REFERENCIA: Con información de la Dra. Jacqueline Cortes, Médica Psiquiátrica, responsable de la Clínica del Programa de Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Medicina, UNAM. 

 

 

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