Cuando se habla de que alguien padece un tumor maligno, generalmente se piensa que el paciente es una persona adulta, pero lamentablemente, también los niños padecen este tipo de enfermedades. Es por ello que es muy importante conocer cuáles son los tumores más comunes en niños y cómo reconocerlos.
1. Cáncer en la sangre
Dentro de los tumores malignos, el cáncer en la sangre es el que, por mucho, prevalece. La leucemia linfoblástica aguda, un tumor originado en los linfocitos inmaduros es el principal cáncer en la infancia y al que se le adjudican la mayor parte de las muertes por tumor maligno. Diversos factores se han asociado al desarrollo de este tipo de tumor, entre ellos, anomalías en los cromosomas, la exposición a radiación ionizante, pesticidas, benceno y ciertas infecciones víricas. Este es un tumor muy agresivo que invade la médula ósea, cerebro, hígado, bazo y ganglios linfáticos y que produce una variedad increíble de síntomas.
La invasión de la médula ósea por células leucémicas condiciona que la producción de glóbulos rojos y plaquetas disminuya. Algunos síntomas derivados de la falla en la producción de estas células son hemorragias espontáneas en la nariz, encías, moretones inexplicables en el cuerpo, palidez, dificultad para respirar al momento de hacer ejercicio y fatiga inexplicable. La invasión a ganglios linfáticos puede condicionar la aparición de bolitas palpables en el cuello del niño, así como en las axilas, detrás de las orejas e inguinales. Además, este tumor puede originar que el hígado y el bazo crezcan, a tal grado que al momento de revisar el abdomen se pueda sentir un abultamiento debajo de las costillas.
Otros síntomas originados por el tumor son fiebre recurrente, pérdida de peso y sudoración por las noches. Debido a que los linfocitos se vuelven cancerosos y se multiplican millones de veces, no defienden contra las infecciones, por lo que el aumento en el número de infecciones en un niño previamente sano, debe hacer pensar en este tipo de tumor.
2. Tumores malignos cerebrales
Los tumores malignos cerebrales son la segunda causa de muerte por neoplasia (otra forma de llamarle a los tumores) en la infancia. Estos son más frecuentes en niños menores de cuatro años y potencialmente mortales en niños menores de un año. La exposición a radiación ionizante constituye el principal factor de riesgo para el desarrollo de tumores cerebrales.
El dolor de cabeza en un niño menor de cuatro años que no se quite con analgésicos comunes, que despierte al niño por las noches y que se asocie a fiebre y pérdida de peso, en un niño previamente sano, es un dato de alarma de una neoplasia cerebral.
Otros síntomas son alteraciones al caminar (que el niño pierda el equilibrio fácilmente), pérdida de la fuerza en una extremidad; dificultad para concentrarse en la escuela y convulsiones; aunque estos no sugieren directamente un tumor cerebral, ya que pueden presentarse en otras alteraciones cerebrales como en la epilepsia.
3. Neuroblastoma
Otro tipo de tumores malignos, y que ocupan el tercer lugar en la tabla de los tumores más frecuentes en la infancia son los que surgen dentro del abdomen. De estos, el neuroblastoma, un tumor maligno originado en las células de los ganglios simpáticos abdominales o en la glándula suprarrenal, es el más frecuente.
Es un tumor que prevalece en la población infantil menor de dos años y que en la mayor parte de los casos se detecta como una masa abdominal palpable al momento de bañar al niño. Es muy agresivo y puede invadir médula ósea, hígado y hueso. Además, las células tumorales pueden ser capaces de producir sustancias similares a hormonas que pueden alterar la movilidad de los ojos y del intestino. Los síntomas incluyen diarrea que no cede al tratamiento, fiebre, pérdida de peso, abultamientos abdominales anormales, dolor en los huesos, movimientos oculares extraños y moretones en los párpados.
Perspectivas actuales
A pesar de lo gris del panorama, el padecer un tumor maligno en la infancia no es tan grave. Más del 80 por ciento de los niños con cáncer sobrevive gracias a las quimioterapias actuales y a la detección precoz de los tumores. Es importante reconocer los signos de alarma y acudir a consulta médica lo más antes posible, ya que el diagnóstico precoz de una neoplasia es el principal factor de supervivencia.
Con información del Dr. Alejandro García Cervantes, Médico pasante del Servicio Social de la FES Iztacala de la UNAM.