Nota e ilustración por Zenyaci Morales
La viruela del mono, también conocida como Mpox, es causada por un virus perteneciente a la familia Orthopoxvirus y se descubrió alrededor de 1958 en una familia de monos que estaban en investigación. El primer caso en una persona se encontró en 1970 en República Democrática del Congo.
En 2022 se consideró como una enfermedad de emergencia mundial de salud debido a que se expandió en al menos 117 países, para 2023 se registró un descenso en el número de casos; sin embargo, el pasado 14 de agosto se declaró emergencia sanitaria por su expansión a otros países como Burundi, Ruanda, Uganda y Kenia.
Puede transmitirse a través del contacto cercano con animales o personas infectadas, mediante fluidos corporales, la piel y fómites, que son utensilios contaminados con el virus, como sábanas, cobijas u otros artículos personales.
La infección desaparece por sí sola en un periodo de 2 a 4 semanas y se presenta en dos fases, en la primera se manifiestan dolores de cabeza intensos, dolores musculares y articulares e inflamación de los ganglios linfáticos. En la segunda fase aparecen manchas en la piel que evolucionan a erupciones llenas de líquido vesicular y posteriormente a costras.
El diagnóstico se realiza de manera clínica y se confirma con un estudio de laboratorio llamado Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR). Su tratamiento consiste en administrar medicamento para el control de los síntomas, las lesiones y un antiviral que se utiliza en los casos en los que las personas generan complicaciones graves.
Para su prevención es importante realizar el lavado de manos recomendado por la Organización Mundial de la Salud de manera constante, utilizar cubrebocas y evitar el contacto directo con personas infectadas.
Con información de la M. en C. Marie Nicoline Ordaz Kücks, Profesora de asignatura del Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina, UNAM.