Karen Hernández

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) forma parte de las afecciones del neurodesarrollo. Recibe el nombre de “espectro” porque personas con el mismo diagnóstico pueden tener variaciones en el tipo y la gravedad de los síntomas, los cuales alteran el comportamiento social, la comunicación y el lenguaje. Existen dos síntomas básicos:

  • Déficit en la interacción y comunicación social. Hay una amplia gana de severidad sintomatológica, ya que hay quienes presentan TEA y no interactúan ni desarrollan un lenguaje verbal, y quienes sí hablan, pero tienen dificultades en la interacción social.
  • Tienen patrones de intereses y actividades restringidas, estereotipadas o repetitivas.

Esta condición perjudica el desarrollo afectivo de quienes la padecen, debido a que manifiestan un déficit en la comunicación e interacción. Puede dificultárseles hacer amistades, ya que comúnmente no presentan una reciprocidad social y emocional. Aquellos que no desarrollan una comunicación verbal adecuada llegan a ser excluidos por no entender a los demás o porque actúan de ciertas formas que dificultan la interacción.

La desinhibición social tiende a ser un tanto diferente entre hombres y mujeres. Ellas suelen ser más sociables y a tener exceso de confianza, lo que puede llegar a ponerlas en riesgo ante otros. Mientras que los hombres llegan a ser más cohibidos.

Para que tengan un desarrollo afectivo positivo se les debe enseñar desde la infancia ciertas habilidades sociales, ayudarles a comprender el lenguaje no verbal y dejarles muy presente que son libres de expresar sus sentimientos.

Es importante destacar que quienes padecen TEA presentan un desarrollo sexual como cualquier otra persona. Si quienes los instruyen se escandalizan y no dan pie a hablar del tema, difícilmente apoyarán a que tengan una vida sexual sana, exponiéndolos a abusos, ya que pueden confundir o no diferenciar las intenciones de otras personas. Se les debe enseñar que antes de un acercamiento erótico, debe existir un acercamiento emocional, generar lazos de confianza y respeto.

Se recomienda hablar con ellos, explicarles sobre su sexualidad, las diferencias entre hombres y mujeres, los cambios físicos y emocionales que tendrán, la diversidad sexual y los derechos sexuales. Mantenerlos siempre informados será la mejor forma de prevenir casos de abuso.

 

Con información de la Doctora Diana Patricia Guízar Sánchez, Médica Psiquiatría con Subespecialidad en Psiquiatría Infantil y del Adolescente. Académica del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina de la UNAM