Todo lo que debes saber sobre la hepatitis A y cómo protegerte

Todo lo que debes saber sobre la hepatitis A y cómo protegerte

Nota: Brenda Portillo
Ilustración: Gabriel Espinosa 

La hepatitis A es una infección hepática común en México causada por el virus de la hepatitis A (VHA). Se ha identificado que existen grupos de riesgo más propensos a esta enfermedad, como personas viajeras, consumidoras de drogas, con enfermedades hepáticas crónicas y VIH, que se encuentran en asilos y guarderías,  personal de salud y hombres que tienen sexo con hombres. 

Los síntomas iniciales de la hepatitis A suelen aparecer alrededor de un mes después de la infección e incluyen fatiga, náuseas, vómitos, falta de apetito, fiebre y dolor abdominal en el cuadrante superior derecho. A medida que pasa el tiempo, pueden surgir otros signos como orina oscura (bilirrubinuria), heces pálidas (carentes de pigmento bilirrubínico), ictericia (tinte amarillo en la piel) y prurito (sensación de picazón). El periodo de incubación puede durar de 15 a 45 días, dos semanas antes de iniciar con síntomas y hasta una semana después de la aparición de la ictericia, las personas son altamente contagiosas, por lo que se recomienda el aislamiento hasta que la fiebre y la ictericia hayan desaparecido.

Cabe destacar que no existe un tratamiento específico contra el virus de la hepatitis A, por lo que el manejo de la enfermedad se centra en cuidados en casa, que incluyen descanso. En la mayoría de los casos, la enfermedad tiende a mejorar por sí sola. Aproximadamente seis meses después de contraer la infección, se experimenta una mejoría completa sin secuelas hepáticas. Durante el período de recuperación, se recomienda evitar el consumo de alcohol y ciertos medicamentos, como el paracetamol, a menos que sea indicado por un médico.

Con el fin de prevenir la propagación de la hepatitis A, se han establecido diversas medidas preventivas. Estas incluyen evitar el contacto directo al saludar, mantener una adecuada higiene de manos, especialmente después de ir al baño, cambiar pañales, tocar la basura o ropa sucia, así como antes de preparar alimentos y comer. También se recomiendan medidas de higiene y sanidad al preparar y conservar los alimentos, incluyendo el consumo de leche pasteurizada, lavado y desinfección de frutas y verduras, almacenar los alimentos a temperaturas adecuadas (4,4ºC o menos en el refrigerador y el congelador a no más de -17,8ºC), separar alimentos crudos de los cocidos, evitar guardar alimentos preparados por tiempo prolongado, lavar los utensilios después de su uso, así como, preferir locales de comida establecidos y comida caliente.

Además, la vacunación contra el virus de la hepatitis A es una medida efectiva para prevenir la enfermedad. Se recomienda un esquema de dos dosis en niños a partir de los doce meses y de dos o tres dosis en adultos con factores de alto riesgo.

 

REFERENCIAS:

GPC Diagnóstico y tratamiento de la hepatitis A. México. Secretaría de Salud, 2009

REVISIÓN: 

Dr. Jorge Baruch Díaz Ramírez, Jefe de la Clínica del Viajero de la Facultad de Medicina de la UNAM 

 

 

Salud en riesgo: el impacto de la ceniza volcánica

Salud en riesgo: el impacto de la ceniza volcánica

Nota: Pamela Gómez
Ilustración: Gabriel Espinosa

La ceniza volcánica está constituida por fragmentos de roca, minerales y vidrio volcánico. Su tamaño varía de manera importante: las partículas pueden ser tan grandes como granos de arena o tener tamaños menores a 2.5 micras. Las partículas más grandes se quedan atrapadas en la nariz y la garganta, mientras que las más pequeñas pueden llegar hasta los alvéolos, que son la parte más fina del aparato respiratorio.

Las cenizas volcánicas son abrasivas, no se disuelven en agua y también pueden contener gases generados durante la erupción volcánica, como dióxido de carbono y dióxido de azufre. Este último, en contacto con el agua, puede formar ácido sulfúrico, el cual es sumamente irritante.

La exposición a la ceniza volcánica puede generar una serie de problemas de salud debido a su composición y características, tales como:

  • Irritación de las vías respiratorias: causando congestión nasal, rinorrea (secreción nasal), tos, dificultad para respirar, irritación y dolor de garganta.
  • Problemas pulmonares: en personas con enfermedades respiratorias preexistentes, como el asma, la bronquitis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), estas condiciones pueden empeorar.
  • Problemas oculares: irritación y daño en los ojos, incluyendo conjuntivitis, ojo seco y sensibilidad a la luz. También puede haber lagrimeo, sensación de tener una partícula extraña, secreción, enrojecimiento y, en casos extremos, abrasiones en la córnea.
  • Problemas dermatológicos: irritación de la piel, alergias y dermatitis.
  • Problemas gastrointestinales: la ingesta accidental de ceniza volcánica o el consumo de agua contaminada con la misma puede causar malestar estomacal, náuseas, vómitos y diarrea.

Las personas que fuman son más susceptibles a desarrollar síntomas respiratorios (como sibilancias, tos seca y producción de secreciones) cuando se exponen a las cenizas.

Los efectos en la salud pueden variar dependiendo de la composición química de la ceniza, la intensidad de la exposición y la susceptibilidad individual.

Si te encuentras en una zona afectada por la ceniza volcánica, es fundamental seguir las indicaciones y recomendaciones de las autoridades sanitarias locales para proteger tu salud.

 

Con información de la Dra. Guadalupe Ponciano, Académica del Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina UNAM

Hablemos de herbolaria mexicana

Hablemos de herbolaria mexicana

En nuestro país existen alrededor de 100 mil compuestos obtenidos de 4 mil 500 especies de plantas medicinales 

El uso de plantas medicinales en México es tan antiguo como su historia misma. Actualmente, la creación de fármacos sintéticos ha opacado su funcionalidad, sin embargo, sigue siendo un elemento fundamental para la salud de las personas en nuestro país y un recurso indispensable para el avance de nuevos descubrimientos farmacológicos. 

Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis constituye el referente bibliográfico sobre la recolección de plantas y sus usos medicinales más antiguo de México, el cual data de 1552. Fue escrito en náhuatl por Martín de la Cruz, un indígena xochimilca. En él documentó la descripción pictográfica y terapéutica de la medicina indígena basada en herbolaria. Posteriormente su alumno, Juan Badiano, lo tradujo al latín, y se le conoció como Códice De La Cruz Badiano. Permaneció perdido por siglos en el Vaticano y fue devuelto a México por el Papa Juan Pablo II, quien lo donó en 1990 a la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. 

En México existen alrededor de 100 mil compuestos obtenidos de 4 mil 500 especies de plantas y solo se ha estudiado formalmente menos del diez por ciento de ellas, para demostrar su eficacia y toxicidad. Numerosos fármacos son semisintéticos o sintéticos, pero muchos otros son extraídos de plantas medicinales, que se someten a un proceso científico para separar sus principios activos de sus compuestos tóxicos, y así se modifica su estructura molecular para aumentar su eficacia. Por ello, las personas no deben automedicarse, ya que a pesar de que las plantas son de origen natural, también pueden contener potencialmente sustancias muy tóxicas. 

La Farmacopea de los Estados Unidos Mexicanos (feum) de la Herbolaria es un documento expedido por la Secretaría de Salud, que contiene información monográfica sobre las plantas de las que se extraen múltiples medicamentos y remedios herbolarios que se encuentran disponibles comercialmente. Esta publicación permite estudiar y aprovechar los recursos naturales de nuestro país, así como promover el desarrollo científico de nuevos fármacos. 

Son múltiples los ejemplos de medicamentos que tienen principios activos extraídos de hierbas medicinales. Algunos analgésicos potentes, como la morfina y otros análogos, con modificaciones estructurales como el tramadol y buprenorfina, que son empleados en el manejo del dolor intenso por cáncer, se obtienen de la amapola blanca o adormidera (Papaver Somniferum). Mientras que la lidocaína y la mepivacaína son anestésicos locales estructuralmente similares a la cocaína que se obtiene de la planta coca (Erythroxylon). 

Del Thea sinensis se aísla la teofilina, útil en el tratamiento del asma. Mientras que del sauce blanco se obtiene el ácido acetilsalicílico (fármaco semisintético), que posee propiedades analgésicas, antipiréticas, antiinflamatorias y antiplaquetarias. 

Existen unas plantas, popularmente conocidas como dedaleras (Digitalis purpurea, lanata y estrofantus gratus), de las cuales se extraen la digoxina, digitoxina y estrofantina, que se emplean para la insuficiencia cardíaca congestiva, no obstante, tienen un margen de seguridad muy pequeño por su toxicidad. 

Hasta hace poco más de 20 años, más del 60 por ciento de los fármacos usados como medicamentos eran extraídos de plantas medicinales, lo anterior significa que es posible combinar la herbolaria con los avances tecnológicos para obtener fármacos más seguros, eficaces y económicos. 

La herbolaria forma parte de las tradiciones médicas en nuestro país. Aún falta mucho por investigar sobre el tema, a pesar de la gran variedad y riquezas naturales con las que cuenta México; sin embargo, su conocimiento es indispensable para poder desarrollar nuevas alternativas en beneficio de nuestra población. 

 

Con información del Dr. Efraín Campos Sepúlveda, profesor y responsable del laboratorio de Toxicología del Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina de la UNAM 

Cuidado con la hiperglucemia e hipoglucemia

Cuidado con la hiperglucemia e hipoglucemia

Nota: Araceli Jiménez
Ilustración: Mariel Kaplun 

A través de la hormona de la insulina, nuestro cuerpo tiene la capacidad de transformar la glucosa en energía para el cumplimiento de funciones básicas, como respirar o caminar. La insulina se genera en el páncreas, sin embargo, cuando éste ya no es capaz de producirla o de utilizarla eficazmente, surge la diabetes: una enfermedad que genera múltiples afectaciones en el cuerpo y miles de muertes cada año. 

Las personas con mayor posibilidad de padecerla son aquellas con antecedentes familiares, hipertensión, obesidad (o que tengan un índice de masa corporal mayor a 25 kg/m2), enfermedades cardiovasculares o mujeres que desarrollaron diabetes gestacional u ovario poliquístico. Es muy importante prestar atención si en los últimos meses se ha tenido aumento de apetito, sed, pérdida de peso y necesidad de orinar frecuentemente. 

Una vez que se tiene esta enfermedad es indispensable que se siga el tratamiento indicado por el personal de salud y que se mejore el estilo de vida, principalmente los hábitos alimenticios y la actividad física, ya que son múltiples las complicaciones que se pueden desencadenar en el organismo. 

La hiperglucemia y la hipoglucemia se presentan cuando los niveles de glucosa en la sangre aumentan o disminuyen más de lo necesario, en ambos casos se producen daños irreparables en el cuerpo y, del mismo modo, las personas mayores de 65 años corren un mayor riesgo de fallecer. 

Hiperglucemia 

Este es un trastorno que se asocia frecuentemente con la resistencia a la insulina y ocurre cuando esta hormona no puede viajar por los vasos sanguíneos hasta los órganos y tejidos para darles energía. Como consecuencia, aumenta la glucosa en la sangre hasta volverse tóxica, lo cual ocasiona complicaciones a largo plazo en riñones, músculos, ojos e hígado. 

Cuando los niveles de glucosa están por arriba de 126 miligramos por decilitro (mg/dl) la persona presenta: sed incontrolable, sueño, necesidad de orinar con frecuencia, visión borrosa y aumento de apetito. 

Para evitar que se presente la hiperglucemia, se debe seguir el tratamiento médico indicado, aumentar la actividad física, tener una dieta equilibrada, consumir abundante agua y tratar de disminuir el estrés. 

Hipoglucemia

Por el contrario, la hipoglucemia se presenta cuando los niveles de glucosa en sangre disminuyen por debajo de los 70 mg/dl. En este caso, la persona que ya tiene tratamiento (antidiabético oral o con insulina) debe estar atenta de no presentar: disminución de ánimo, fatiga, hambre, sueño, sudoración, visión borrosa, mareos, confusión y somnolencia. 

Estos síntomas afectan la calidad de vida de laspersonas y ocasionan riesgos en el sistema nervioso central. En algunas ocasiones, se puede tener la necesidad de acudir al servicio de urgencias para que se le aplique glucosa. 

Cuando una persona tiene hipoglucemia puede perder la conciencia, una situación de gravedad que pone en riesgo su vida, por ello es indispensable tener a la mano medidas de rescate. Por ejemplo, colocar un poco de miel debajo de la lengua; si la persona aún se encuentra consciente, puede tomar medio vaso de jugo natural o envasado; o medicamento de libre venta en la farmacia, conocido comúnmente como glucagón. 

Para evitar esta situación, se requiere tener un control en los horarios de alimentación, verificar los niveles de glucosa con regularidad y estar muy atentos al consumo de medicamentos, dado que una dosis mal empleada puede generar complicaciones. 

 

Con información del Dr. Sergio Alberto Mendoza Álvarez, Académico de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Medicina de la UNAM. 

 

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Entomología Forense: cuando los insectos se vuelven testigos

Entomología Forense: cuando los insectos se vuelven testigos

Nota: Pamela Gómez
Ilustración: Gabriel Espinosa 

Las moscas son los insectos más empleados en la Entomología Forense Médico Legal

Existe un grupo de testigos poco considerados que pueden brindar más información de lo que se podría imaginar en una escena de crimen. Se trata de los insectos y otros artrópodos que se han convertido en una herramienta de gran relevancia para la resolución de casos médico-legales, sanitarios y de almacenamiento de alimentos, materia de estudio de la Entomología Forense. 

Los insectos que más se emplean en esta disciplina son los dípteros, comúnmente conocidos como moscas. Aquellas que tienen colores brillantes y metálicos muy llamativos suelen ser las primeras que están adaptadas para detectar a grandes distancias un proceso de descomposición y para arribar primero que otros grupos biológicos. También, los coleópteros, conocidos como escarabajos, son insectos de gran importancia, pues existen diferentes familias que están especializadas en el proceso de descomposición cadavérica, no solamente para consumir el cadáver sino para alimentarse de las especies de moscas que llegaron antes. 

Aunque la Entomología Forense tiene múltiples aplicaciones, la más empleada es la identificación post mortem, ya que permite obtener abundante información del estado de descomposición de un cadáver, el intervalo de muerte e incluso los sucesos que llevaron al deceso. Es importante destacar que un intervalo post mortem no es necesariamente el tiempo que lleva muerta una persona, se refiere al periodo que ha transcurrido a partir de la colonización del cadáver por los insectos, ya que esto puede variar dependiendo de las condiciones en las que se encuentra, es decir, si el cuerpo estaba bajo tierra, encerrado o con alguna sustancia que impidiera el arribo de los insectos. 

Además, esta disciplina también permite conocer información sobre el traslado de un cadáver o tener un indicio. Gracias a que los insectos y artrópodos son muy diversos en distintas regiones, si un cadáver es trasladado se puede saber porque las regiones tienen faunas diferentes. Otras aplicaciones pueden ser: evidenciar el abandono o negligencia hacia una persona, y la Toxicología Entomológica, es decir, el estudio de tóxicos de interés forense a través de los insectos. 

Esta disciplina tuvo sus inicios principalmente en Europa a mediados del siglo XIX, en donde se reportó de manera formal la primera publicación en una revista científica de un caso que empleó insectos para estimar un intervalo post mortem. En nuestro país comenzó a desarrollarse a principios del siglo XXI, pero es a partir del 2008 que tuvo un gran avance, pues comenzaron a incorporarse a las y los entomólogos forenses en los sistemas y coordinaciones periciales. Actualmente, se está reforzando el vínculo entre academia, investigación científica e investigación pericial. 

La Licenciatura en Ciencia Forense de la Facultad de Medicina de la UNAM cuenta con la primera colección en México dedicada a identificar insectos y otros artrópodos de referencia forense. Este proyecto tiene el objetivo de catalogar la diversidad de especies de relevancia para esta disciplina a nivel nacional, destinada a ser una colección de referencia que puede ser utilizada por las y los practicantes, investigadores y académicos, así como cualquier persona que tenga interés en esos grupos muy poco estudiados en nuestro país. 

La colección abarca todo el territorio nacional y se continúa trabajando en varias regiones, aunque también cuenta con material de referencia de otros países. Este tipo de proyectos impulsa el desarrollo de la investigación forense y de los sistemas periciales en México. 

 

Con información del Dr. Carlos Pedraza Lara, Responsable del Laboratorio de Entomología Forense, Licenciatura en Ciencia Forense, Facultad de Medicina de la UNAM. Contacto: pedraza@cienciaforense.facmed.unam.mx 

 

 

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¿Qué son los norovirus y cómo se contagian?

¿Qué son los norovirus y cómo se contagian?

Nota: Zenyaci Morales
Ilustración: Anggraini Sitompul y Zenyaci Morales

Estos virus tienen una alta capacidad de infectividad y velocidad de reproducción, por lo que pueden ocasionar brotes. 

Los norovirus son virus muy contagiosos responsables de un gran número de infecciones gastrointestinales. Pueden afectar a cualquier grupo de edad y ocasionar brotes. 

Pertenecen al género Norwalk, nombre que se les asignó al ser descubiertos en un brote de la escuela con el mismo nombre en Ohio, donde se enfermaron más de 100 infantes. Existen 25 familias distintas de este microorganismo, cuyo diámetro aproximado es de 38 nanómetros. Pueden sobrevivir a bajas temperaturas (congelamiento) y al calor (hasta 60°C). 

Tienen una alta capacidad de infectividad y velocidad de reproducción. Sólo se necesitan 100 partículas de virus para iniciar una infección, y una persona contagiada puede vomitar en una sola ocasión 30 millones de éstas. Un ejemplo de esto es la infección masiva que se dio en 2004 durante el concierto del grupo llamado The Charlatans, en el Music Hall de Aberdeen, Escocia, al que asistieron mil 500 personas y se contagió la tercera parte de ellas al pasar por la entrada en la que vomitó uno de los asistentes. 

Estas infecciones se dan con mayor frecuencia en entornos cerrados y abarrotados como hospitales, asilos, guarderías, escuelas y, sobre todo, cruceros. En estos barcos, los riesgos radican en el consumo de agua contaminada y el vertido de la misma con restos fecales, el manejo sin higiene de los alimentos, superficies contaminadas (en donde puede sobrevivir hasta 48 horas), así como por la convivencia cercana con personas infectadas. 

El primer síntoma es la aparición brusca de náuseas, seguido por vómito, diarrea sin sangre, fiebre y dolor abdominal. El mayor problema es la deshidratación del paciente. En infantes mayores de un año, es más frecuente el vómito, mientras que en los bebés más pequeños o lactantes lo es la diarrea. 

La incubación de estos virus va de las 12 horas a los dos días y su genoma consiste en una sola molécula de RNA, por lo que no se han podido cultivar y se desconoce su tratamiento viral exacto. Debido a esto, sólo se pueden tratar los síntomas presentados y administrar líquidos con electrolitos, nutrientes y/o fármacos si hay deshidratación severa. A pesar de que la infección para los pacientes termina en un periodo de tres días, pueden seguir contagiando las siguientes dos semanas. 

Se pueden prevenir mediante el control estrictamente higiénico de los alimentos, superficies comunes y aguas contaminadas, así como evitar el contacto entre personas ya enfermas, quienes deben aislarse. 

Con información del Dr. Gregorio Rafael Benítez Peralta, Médico Internista, Gastroenterólogo y Académico de la Facultad de Medicina de la UNAM. 

 

 

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