Nota: Pamela Gómez
Ilustración: Gabriel Espinosa
Una enfermedad más allá de los pulmones
Los efectos que causa la COVID-19 en nuestro cuerpo continúan descubriéndose y perfeccionando su estudio. La mayor parte de la información que se tiene hasta el momento se ha adquirido en estudios realizados con pacientes hospitalizados, los cuales llegan a presentar con mayor frecuencia edad avanzada, enfermedades como hipertensión, diabetes y antecedentes cardíacos. Por ello, es complicado generalizar las reacciones de este virus a la población abierta. Sin embargo, hoy en día se sabe que los pulmones y el corazón son de los órganos principalmente afectados.
De acuerdo con la fisiopatología de la enfermedad, en el caso del corazón se establecen cinco mecanismos posibles de daño:
• Daño directo a las células del tejido muscular (miocito). Se trata de una miocarditis, una inflamación del músculo cardíaco de origen viral, no exclusivo de los coronavirus. Se sospecha que es uno de los mecanismos de daño en donde el virus entra directamente a las células del corazón, generando una respuesta de inflamación que puede ocasionar daño transitorio o definitivo.
• Daño por hipoxemia. Éste daño es ocasionado por los bajos niveles de oxígeno en la sangre a consecuencia de la infiltración o afección del pulmón y la pérdida de intercambio gaseoso. Esto genera un aporte insuficiente de oxígeno al músculo cardíaco, lo que puede ocasionar daño directo, principalmente si este órgano ya presentaba alguna afectación previa a la enfermedad.
• Miocardiopatia inducida por estrés, también conocida como Síndrome de Takotsubo. Se caracteriza por una liberación muy agresiva de sustancias como las catecolaminas, las cuales se presentan cuando el cuerpo es sometido a un estímulo importante, generando un daño que habitualmente es transitorio a las células del corazón. Los síntomas se asemejan al de un infarto y el corazón puede llegar a cambiar de forma, adquiriendo una apariencia semejante a las ollas de pulpo de los pescadores japoneses en Hiroshima, motivo por el cual se conoce como Síndrome de Takotsubo (del japonés Tako, pulpo, y Tsubo, olla). Habitualmente el paciente tiende a recuperarse, aunque hay algunos que llegan a presentan falla cardíaca aguda.
• Rotura de la placa aterosclerosa. Las arterias del corazón con el paso de los años se van llenando de placas de calcio y colesterol, un fenómeno crónico que habitualmente se presenta a lo largo de muchos años. Se cree que los pacientes con coronavirus pueden presentan inestabilidad en estas placas, lo que ocasiona que se fracturen, liberando sustancias proinflamatorias y tromboticas al torrente sanguíneo, desencadenando un infarto.
• Tormenta de citocinas. Las citocinas son sustancias que utiliza nuestro cuerpo para defenderse de agentes dañinos, es una respuesta inflamatoria sistémica. En este caso se liberan de una forma excesiva y descontrolada, ocasionando daños en todo el cuerpo.
Dependiendo del daño que se haya sufrido surgirán las secuelas, si fue transitorio, muy probablemente se recupere satisfactoriamente. En caso de haber sido severo y de no haberse tratado a tiempo o de una forma adecuada, podría ser crónico, generando que el corazón quede con fuerza debilitada para el resto de la vida. Algunos estudios indican que hay una mayor incidencia de arritmias e insuficiencia cardíacas posteriores a la infección por coronavirus.
Aquellas personas que se han recuperado de la infección por SARS-CoV-2 deben estar atentas a su evolución clínica y dar seguimiento médico por lo menos una vez al año. Si son pacientes que sufrieron problemas cardíacos durante la infección, requieren ser evaluados por un especialista con estudios como resonancia magnética o electrocardiograma. Lo más importante es estar atentos a la presencia de síntomas como falta de aire, dolor en el pecho y palpitaciones.
Es fundamental la prevención en el cuidado de nuestro corazón, es decir, llevar un estilo de vida saludable, dieta balanceada, no fumar, hacer ejercicio y dormir bien. Sin embargo, aunque estas medidas suenan muy fáciles de hacer, al final del día, la organización en nuestros tiempos, el dinero y los problemas personales, terminan por hacerlo complicado, provocando que dejemos de lado el cuidado de nuestra salud.
Aún falta muchos años de estudio para poder documentar información certera sobre este virus y cómo afecta a nuestro cuerpo, pero es importante no menospreciar esta enfermedad y continuar cuidándonos.
Con información del Doctor Álvaro Contreras Villaseñor, Académico y Miembro del Subcomité de Cardiología de la División de Estudios de Posgrado, Facultad de Medicina de la UNAM y Médico Adscrito de Hemodinamia de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Especialidades, del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”.