Nota: Karen Hernández
Ilustración: Alexis Domínguez
Es un fármaco creado para tratar la presión arterial, que sin querer favorece el crecimiento del pelo.
Los trastornos hormonales, ciertos medicamentos, enfermedades como COVID-19 y dietas sumamente estrictas, son algunas de las causas de la pérdida de cabello. En muchas ocasiones esta caída es normal, pero es importante estar pendiente de que la densidad del cabello no disminuya notablemente, provocando alopecia. Uno de los fármacos que se utiliza comúnmente y de fácil acceso para combatirla es el minoxidil. Curiosamente éste no fue creado con el propósito de revertir la caída del cabello, sino para tratar la presión arterial. Al emplearlo, los investigadores se percataron que como efecto adverso había un crecimiento evidente en el pelo del cuerpo.
A partir de ello ganó bastante popularidad, por lo que en muchos países se modificó la manera de administrarlo de la vía oral a un medicamento untable en las zonas en las que se desea el crecimiento capilar; en nuestro país sólo está autorizada la venta de esta última.
También se emplea frecuentemente para el crecimiento de la barba, sin embargo, se debe tomar en cuenta que la cara es un área muy sensible y aplicar este medicamento puede traer complicaciones como dermatitis. Por ello, es importante que su uso sea prescrito por un médico.
No todas las personas son candidatas para utilizarlo; hipertensas y quienes tengan piel sensible a los componentes del producto deben evitarlo, ya que puede tener efectos secundarios como baja presión arterial, palpitaciones, arritmias, dermatitis por contacto, resequedad en la piel y descamación secundaria, además de crecimiento de pelo en zonas donde no se desee.
Por otro lado, quienes padecen alopecia congénita o enfermedades en la piel cabelluda, como lupus o liquen plano, no les servirá. Se necesita de un diagnóstico de hormonas para saber qué tipo de alopecia se tiene y si el minoxidil realmente dará resultados positivos.
Con información de la Doctora Rosa María Ponce Olivera, Dermatóloga en el Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga” y Académica de la Facultad de Medicina, UNAM.
.