Nota: Pamela Gómez
Ilustración: Gabriel Espinosa

La ceniza volcánica está constituida por fragmentos de roca, minerales y vidrio volcánico. Su tamaño varía de manera importante: las partículas pueden ser tan grandes como granos de arena o tener tamaños menores a 2.5 micras. Las partículas más grandes se quedan atrapadas en la nariz y la garganta, mientras que las más pequeñas pueden llegar hasta los alvéolos, que son la parte más fina del aparato respiratorio.

Las cenizas volcánicas son abrasivas, no se disuelven en agua y también pueden contener gases generados durante la erupción volcánica, como dióxido de carbono y dióxido de azufre. Este último, en contacto con el agua, puede formar ácido sulfúrico, el cual es sumamente irritante.

La exposición a la ceniza volcánica puede generar una serie de problemas de salud debido a su composición y características, tales como:

  • Irritación de las vías respiratorias: causando congestión nasal, rinorrea (secreción nasal), tos, dificultad para respirar, irritación y dolor de garganta.
  • Problemas pulmonares: en personas con enfermedades respiratorias preexistentes, como el asma, la bronquitis y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), estas condiciones pueden empeorar.
  • Problemas oculares: irritación y daño en los ojos, incluyendo conjuntivitis, ojo seco y sensibilidad a la luz. También puede haber lagrimeo, sensación de tener una partícula extraña, secreción, enrojecimiento y, en casos extremos, abrasiones en la córnea.
  • Problemas dermatológicos: irritación de la piel, alergias y dermatitis.
  • Problemas gastrointestinales: la ingesta accidental de ceniza volcánica o el consumo de agua contaminada con la misma puede causar malestar estomacal, náuseas, vómitos y diarrea.

Las personas que fuman son más susceptibles a desarrollar síntomas respiratorios (como sibilancias, tos seca y producción de secreciones) cuando se exponen a las cenizas.

Los efectos en la salud pueden variar dependiendo de la composición química de la ceniza, la intensidad de la exposición y la susceptibilidad individual.

Si te encuentras en una zona afectada por la ceniza volcánica, es fundamental seguir las indicaciones y recomendaciones de las autoridades sanitarias locales para proteger tu salud.

 

Con información de la Dra. Guadalupe Ponciano, Académica del Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina UNAM