Sobre trastornos mentales y neuroquímica cerebral…

 

Los trastornos mentales o afecciones neuro-psiquiátricas, se definen como una alteración del funcionamiento a nivel cerebral, el cual se manifiesta con alteraciones en el pensamiento, en la conducta y/o en las emociones de las personas.

Existen oficialmente dos clasificaciones diagnósticas que se utilizan en psiquiatría: el DSM realizada por la Asociación Psiquiátrica Americana y la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (que incluye a todas las patologías identificadas hasta ahora en los seres humanos, entre ellas las patologías psiquiátricas).

De manera muy general, estas clasificaciones abarcan: trastornos del neurodesarrollo, del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, bipolares y otros trastornos relacionados, trastornos depresivos, de ansiedad, obsesivo compulsivo, traumas y otros relacionados con el estrés, disociativos, por síntomas somáticos, de la alimentación, del sueño – vigilia, disfunciones sexuales, de control de impulsos y conductas disruptivas, por uso de sustancias y adictivos; neurocognitivos (por ejemplo las demencias), parafílicos y de la personalidad entre otros. A su vez, cada uno de estos grupos se conforma por distintos trastornos específicos.

No se saben las causas específicas ya que son multifactoriales. Tienen una importante carga genética (quienes tienen familiares con algún trastorno son más vulnerables que el resto de la población), en muchas ocasiones estos trastornos vienen “precargados” en la persona que se ve afectada y se detona por alguna experiencia en su historia de vida, o a nivel biológico como en el caso del periodo de embarazo, postparto o climaterio, entre otras condiciones de este tipo.

El último estudio realizado entre la población mexicana para revisar la prevalencia de estos trastornos fue en el 2001 y publicado en 2003 (la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica), en el que se encontró que el 28.6% de la población adulta ha presentado alguna alteración psiquiátrica alguna vez en la vida.

Los trastornos más frecuentes fueron las fobias específicas con una prevalencia de 7.1%. En trastornos individuales, tanto en hombres como en mujeres, el segundo lugar lo ocupan los trastornos de conducta con un 6.1%; en tercer lugar, la dependencia al alcohol con 5.9%; en cuarto lugar, la fobia social con 4.7%; y en quinto lugar el trastorno depresivo mayor con 3.3%

Para las mujeres, las más frecuentes fueron las fobias específicas y sociales, seguidas de la depresión y problemas de sustancias.

Para los hombres, dependencia al alcohol en primer lugar, seguida por los trastornos de conducta y el abuso de alcohol sin dependencia.

Por género, los hombres tienen prevalencias más altas en comparación con las mujeres.

En cuanto a regiones del país, la centro–oeste de México, es la que presenta la mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos en la vida, por el elevado índice de trastornos por uso de sustancias y trastornos afectivos.

Sólo 1 de cada 10 personas con trastornos mentales recibe atención especializada.

 

¿Cómo funciona la neuroquímica cerebral?

Anteriormente se pensaba que dependiendo del trastorno mental, éste era producto de una afección de algún neurotransmisor en particular, por ejemplo, la depresión era una afección a nivel de serotonina, la ansiedad a nivel de adrenalina y noradrenalina, las manías a nivel de dopamina, pero actualmente se sabe que en realidad cualquier trastorno es producto de una disregulación general de los neurotransmisores, neuro-hormonas y segundos mensajeros, es decir, toda la neuroquímica cerebral se descompone, perdiendo equilibrio y funcionalidad. Por lo tanto, no se puede afirmar que los trastornos se dan por una deficiencia o un exceso de alguna de estas sustancias de manera particular.

Sin embargo, entre las sustancias más identificadas como intervinientes en estos procesos, encontramos:

  • Serotonina. Se encuentra de manera importante a nivel del sistema nervioso central y también en el tubo digestivo, razón por la que al intestino se le conoce como segundo cerebro. Casi todas las personas que tienen una afección emocional o ansiosa también tienen malestares gastrointestinales. Este neurotransmisor está relacionado con las emociones, estado de ánimo, ira, reacciones de respuesta agresiva, humor, sueño, sexualidad y apetito, es el más conectado con las alteraciones como depresión y ansiedad.
  • Oxitocina. Es una neuro-hormona que se produce en el hipotálamo y se relaciona con la conducta sexual y el apego. Ha sido muy estudiada por su relación con el establecimiento de relaciones sociales, en especial las positivas. Es la que más tiene que ver en la vinculación con los otros.
  • Las endorfinas. Son proteínas o péptidos opioides que fabrica nuestro cuerpo y generan sensación de bienestar, placer y favorecen al control del dolor (analgésico), las producimos cuando realizamos ejercicio físico, consumimos alimentos como el picante y el chocolate, durante el enamoramiento y también se liberan durante el orgasmo en conjunto con oxitocina, por lo que también están implicadas en el estado de ánimo.
  • Dopamina. Es la neuro-hormona identificada como la sustancia del placer y de la energía, se produce en muchas partes de nuestro sistema nervioso, es liberada por el hipotálamo y tiene la función de regular lo que hace la hipófisis, tiene acción en el comportamiento, generación de pensamientos, la actividad motora, la motivación y recompensa, por lo que es una de las sustancias más involucradas en los procesos de adicción. También regula el sueño, humor, atención y aprendizaje, regula la producción de leche durante la lactancia.

 

¿Cómo actúan los medicamentos?

No existe una cura para los trastornos mentales, sus manifestaciones sólo se controlan mediante tratamientos, ya que la cura estaría directamente relacionada con una causa específica. De manera muy simplista, lo que sucede a nivel fisiológico en procesos como la depresión y la ansiedad es que las neuronas “sueltan” a los neurotransmisores, neuro-hormonas o segundos mensajeros, evitando la concentración correcta de estas sustancias en el espacio intersináptico (lugar donde se da la comunicación entre las neuronas), desfavoreciendo su desempeño.

Los antidepresivos se enfocan en lograr una nivelación, básicamente tratan de generar un tono o una mayor concentración de las sustancias en ese espacio intersináptico. Los neurotransmisores tienen diferentes mecanismos para regularse y uno de ellos es la recaptura, es decir, la terminal que soltó a determinado neurotransmisor se lo vuelve a “comer” para mantener una cantidad más o menos estable, pero cuando esto se altera aparecen las manifestaciones de los trastornos.

Los antidepresivos más utilizados son los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina y lo que hacen es evitar que disminuya la concentración de esta sustancia en ese espacio para que la neurona no la vuelva a absorber, sino para que el neurotransmisor permanezca en mayor cantidad y mayor tiempo en el espacio intersináptico. Un proceso similar ocurre con los antidepresivos duales que son inhibidores selectivos tanto de recaptura de serotonina como de norepinefrina, estos se adhieren a los sitios que se “recomen” a la serotonina y además a la norepinefrina.

En el caso de los antidepresivos del grupo IMAO, lo que inhiben es una enzima, la monoaminooxidasa, que destruye al neurotransmisor; de esta manera logran que éste aumente su tono en el espacio intersináptico.

Por su parte, los antipsicóticos moduladores del ánimo de última generación están enfocados principalmente a lograr una regulación a nivel de dopamina y otras sustancias más, incluyendo también a la serotonina, norepinefrina, entre otros. Su función radica, por ejemplo, en tratar de aumentar el tono dopaminérgico para tener un efecto en el contenido del pensamiento.

Otros fármacos que también se usan con frecuencia las benzodiacepinas, mejor conocidas de manera general como tranquilizantes, actúan a nivel del sistema inhibidor del cerebro y no solamente tranquilizan, dependiendo de qué benzodiacepina es, también tienen efecto sedante, algunos de ellos son anticonvulsivos y otros actúa como relajantes musculares.

Otros medicamentos actúan sobre los segundos mensajeros, como el carbonato de litio, que se utiliza para el trastorno bipolar, el cual va a mayor profundidad a modificar la información genética de las células. Los medicamentos que más se utilizan para el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), tienen efecto estimulante con una fuerte acción a nivel dopamina para lograr la concentración, el enfoque y la tranquilidad.

Por su parte, los medicamentos que se prescriben para las demencias, se dedican a inhibir una enzima llamada acetilcolinesterasa, la cual se encarga de degradar a la acetilcolina, que es otro neurotransmisor involucrado en los procesos de aprendizaje y memoria.

En muchas ocasiones y de acuerdo al diagnóstico del paciente, se utilizan algunos fármacos combinados para lograr la respuesta que el paciente requiere. También deben valorarse algunos otros factores de sus antecedentes clínicos, por ejemplo, si tuvo dificultad al nacer, parto prolongado, uso de incubadora o si alguna vez sufrió alguna caída con pérdida del conocimiento. Las lesiones traumáticas son importantes, así como la exposición de la madre a algún virus o productos químicos durante el embarazo, y el consumo de sustancias adictivas o cuestiones de aislamiento y soledad, estos son factores que pueden llegar a detonar algún trastorno que ya estaba precargado en la persona y las alteraciones o atrofias cerebrales son producto de esto, pero no son la causa, sino el resultado de que el trastorno mental se ha manifestado por mucho tiempo.

 

Con información de la Dra. Ingrid Vargas Huicochea MD MSc PhD, Coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, UNAM.