Parkinson: una enfermedad degenerativa del cerebro

Parkinson: una enfermedad degenerativa del cerebro

Nota e ilustración: Zenyaci Morales
Infografía: Elvia Hernández

 

El Parkinson es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, que se caracteriza por temblor de reposo, dificultad para iniciar movimientos, rigidez e inestabilidad en la postura. Genera una gran pérdida de las neuronas que aportan dopamina, lo que reduce la producción de este neurotransmisor.

Los principales factores de riesgo son la herencia genética, aunque no se ha descubierto cuáles son específicamente los genes involucrados y la edad, que aumenta después de los 55 a 60 años y se va incrementando consecutivamente en periodos de cinco años. Sus causas aún son desconocidas, pero diversos estudios apuntan su relación con el uso de algunas toxinas presentes en pesticidas y herbicidas, sin embargo, esto no ha sido comprobado en su totalidad. 

Aunque en realidad el riesgo de padecerla es mínimo, curiosamente cuando existen antecedentes familiares aparece en edades más tempranas, hacia los 40 o 50 años; a diferencia de los casos sin antecedentes hereditarios en los que se presenta de manera muy esporádica y ya en la tercera edad.

Entre los síntomas más comunes se encuentra el temblor de reposo, que generalmente comienza en una mano, en la mitad del cuerpo y meses después, con la evolución de la enfermedad se empieza a generalizar. Otra característica es la lentitud en todos sus movimientos, denominada bradicinesia. El paciente al caminar ya no tiene el balanceo que acompaña a la marcha, pierde habilidad para maniobrar objetos pequeños como el abotonarse o cepillarse los dientes y le resulta muy difícil hacer los movimientos que se aprenden de manera automatizada.

Antes de que la enfermedad pueda ser diagnosticada, se han registrado un par de síntomas que surgen como la pérdida del olfato en la mayoría de los casos, seguida por colitis. Una vez que se diagnostica, la sobrevida es de cinco a diez años en promedio.

Cuando la enfermedad de Parkinson está muy avanzada, la marcha presenta una flexión en el tronco con los brazos pegados a él y los pasos se vuelven cortos, caminan como de puntitas, por lo que el paciente tiende a caerse hacia delante; su voz va perdiendo intensidad y entonación, su escritura se deforma, se hace más pequeña, su firma se vuelve irreconocible y la expresión facial inexpresiva.

La enfermedad de Parkinson evoluciona en los adultos mayores de modo que se asocia también con la pérdida de sus funciones intelectuales o demencia y registra trastornos de memoria y orientación. Las complicaciones radican en una evolución discapacitante para el paciente que deja de deambular, de llevarse el alimento a la boca, de deglutir y de expresarse, lo que genera inmovilidad y un exceso de reposo que favorece a las infecciones pulmonares.

Debido a que esta enfermedad no tiene cura, el tratamiento sólo es paliativo, para ofrecer una mejor calidad de vida a los pacientes. El fármaco más efectivo es la levodopa, capaz de llegar directamente a las neuronas para sintetizar la dopamina. Sin embargo, está indicado después de los 65 años, ya que genera el fenómeno de tolerancia, es decir, el paciente requiere una mayor dosis progresivamente, y esto a su vez genera efectos secundarios como rigidez excesiva al despertar (fenómeno de on-off), lo que desaparece hasta el momento de la ingesta del medicamento. Pero ahora éste genera un exceso de movimientos involuntarios. Por esta razón, se da preferencia al uso de medicamentos dopaminérgicos. Los anticolinérgicos que sirven para el temblor, al contrario de la levodopa, son indicados antes de los 65 años, ya que suelen acelerar el deterioro cognitivo e intelectual, la falta de memoria y orientación en adultos de edad avanzada.

En caso de falla del tratamiento es posible ayudar al paciente con una intervención quirúrgica, que consiste en la implantación de neuroestimuladores en el tálamo y región subtalámica.

 

 

Con información del Doctor Luis Delgado Reyes, Neurocirujano, Profesor de Anatomía y de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM y Médico Adscrito al Servicio de Neurología del Hospital Juárez de México.

El amor de Doc Hollywood

El amor de Doc Hollywood

Ilustración: Gabriel Espinosa
Nota: Maestro en Artes Cinematográficas Adrián Maldonado González

 

Protagonizada por Michael J. Fox, Julie Warner, Woody Harrelson y Bridget Fonda, Doc Hollywood es una comedia romántica de 1991 dirigida por Michael Caton-Jones, en la cual se narra la historia del Dr. Benjamin Stone (Michael J. Fox), un destacado médico cirujano que decide cambiar las salas de emergencia de los hospitales en Washington D.C. para incursionar en la creciente industria de la Cirugía Cosmética de la extravagante Beverly Hills, California, en los inicios de la década de los noventa. 

El Dr. Stone, en su camino al éxito, sufre un accidente automovilístico que lo transporta de forma inesperada y espontánea, a la Twilight Zone (Dimensión Desconocida), nombre que le asigna al pequeño pueblo sureño de Grady, Carolina del Sur. Al llegar al hospital local, es obligado a cumplir una sentencia de treinta y dos horas de servicio médico en atención a los lugareños por los daños causados en el incidente. 

La comunidad tratará de convencer por todos los medios al Dr. Benjamin para que se quede como jefe del hospital y al principio la respuesta será negativa; todo cambia cuando conoce a Vialula (Julie Warner), la conductora de la ambulancia del pueblo y madre de una niña de cuatro años. 

Al final, el Dr. Stone tendrá que decidir entre una carrera millonaria y prominente en el mundo de la Cirugía Cosmética en Los Ángeles o en dejarse llevar por el amor y la medicina familiar de un pequeño pueblo. 

Si te quedaste con ganas de más, puedes disfrutar Doc Hollywood en las plataformas digitales. 

 

 

 

 

 

Sexomnia

Sexomnia

Nota e infografía: Zenyaci Morales

 

Los trastornos del sueño son alteraciones que afectan la duración y la calidad del dormir, repercutiendo también en nuestra calidad de vida; éstos a su vez, interfieren en nuestras actividades sociales, laborales y académicas. Dentro de la clasificación de los trastornos del sueño encontramos a las parasomnias, en las que ocurren conductas o eventos mientras dormimos, ya sea durante el sueño superficial o el sueño profundo.

La sexomnia es una de estas parasomnias que sucede en la fase de sueño más profundo y se caracteriza por tener ciertas conductas sexuales, como la búsqueda del acto sexual con el compañero de cama, desvestirse, masturbación, emisión de gemidos o vocalizaciones e incluso la penetración o lubricación vaginal, los pacientes no recuerdan nada de esto al despertar y se presenta con mayor frecuencia en hombres jóvenes o adolescentes.

Este trastorno suele acompañarse de otros, como la Apnea Obstructiva del Sueño, Trastorno de Movimiento Periódico de Extremidades e Insomnio y se agrava por hábitos inadecuados, como la irregularidad en los horarios para dormir, el desvelo y el estrés.

No se sabe la causa exacta por la que se origina este trastorno, sin embargo, se piensa que puede ser por alguna irregularidad o incluso problemas de disociación, en el cual, en el cerebro se activan algunas regiones, sobre todo del cíngulo, mientras la persona está durmiendo, esto no es normal y ocasiona movimientos bruscos similares al sonambulismo.

Es necesario realizar un estudio polisomnográfico para obtener el diagnóstico correcto y evaluar si existen otras condiciones o trastornos asociados, en caso de tenerlos, se deberá seguir un tratamiento específico para ellos.

 

 

Con información del Dr. Andrés Barrera Medina, Especialista de la Clínica de Trastornos de Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Las mujeres en la historia de la medicina

Las mujeres en la historia de la medicina

Nota: Eric Ramírez
Ilustración: Gabriel Espinosa

¿Te has preguntado por qué las bases médicas fueron establecidas por hombres? Durante mucho tiempo las doctoras no podían figurar en los equipos médicos y menos hacer investigaciones; al igual que otras actividades, ésta se pensaba únicamente para los varones. Incluso, aquellas que lo intentaban eran tratadas como “brujas” o eran silenciadas por la estructura patriarcal. 

Pasaron los siglos, las luchas y las mujeres hoy pueden ser doctoras, investigadoras, profesoras, directoras de escuelas de medicina y jefas de hospitales y de centros de salud; en fin, figuras de autoridad. Por ello, este recuento de mujeres en la historia de la medicina pretende reconocer su labor y las dificultades que pasaron para aportar en las ciencias de la salud.

Agnodice (300 a.C.) es reconocida como la primera mujer médica en la historia de la medicina griega. Se dice que para estudiar, cortó su cabello y vestía como hombre; cuando reveló su identidad, los círculos médicos la acusaron de seducir pacientes con el fin de poder silenciarla. 

Aspasia de Miletus (2 a.C.) nació en una familia educada y era una excepción en una época en donde las mujeres no podían ser instruidas. Ella fue doctora especialista en Obstetricia, Ginecología y Cirugía, destacó por su capacidad para prevenir embarazos de alto riesgo, así como para corregir posiciones fetales y prevenir varices uterinas y hernias. Aspasia influyó en el pensamiento de figuras como Platón, Cicerón, Plutarco y Pericles. 

Trotula de Salerno (Siglo VI) tuvo prestigio como médica obstetra con el reconocimiento de la Escuela de Medicina de Salerno, y fue autora de múltiples obras médicas, “Passionibus Mulierum Curandorum” la más notable. 

También escribió textos para educar a los hombres sobre el cuerpo femenino, debido al desconocimiento que existía al respecto, donde tocó temas como menstruación, concepción, embarazo, pediatría y enfermedades con sus respectivos tratamientos, destacando los remedios herbolarios. 

Marcó los inicios de la Tanotología y la Genética por sus escritos sobre la forma en que los defectos de los padres influyen en sus bebés. 

Abadesa Hildegarda Von Bingen (1098-1179) fue filósofa, política y produjo una gran cantidad de textos científicos sobre Teología. Viajó por Alemania y Francia enseñando Medicina y Teología en monasterios e instituciones eclesiásticas. 

Era especialista en observación y diagnóstico de enfermedades, lo que la llevó a tener una gran reputación como sanadora. Escribió 14 libros sobre temas que van desde Botánica hasta Zoología, pasando por la medicina popular, la Psicología y la Anatomía Humana. 

También realizó textos que hablaban de las relaciones sexuales, en donde detalla el placer desde el punto de vista femenino, siendo la primera en describir el orgasmo y algunos otros elementos de la sexualidad. 

“James Barry” (Siglo XVIII y XIX) era oficial médico del Ejército Británico, con una notable reputación como cirujano durante 50 años. Se reveló al mundo que era mujer cuando murió y se le realizó una autopsia, representando un claro ejemplo de que las mujeres no triunfaban en este ámbito por falta de oportunidades en la profesión. 

Elizabeth Blackwell (1821-1910) fue la primera mujer titulada en Estados Unidos y reconocida como médica en 1849. Junto con su hermana Emily y la alemana María Elizabeth Zakrzewski fundaron en 1857 el primer hospital para mujeres pobres y niños en Nueva York, logrando, las tres, tener su título profesional, laborar en un campo propio y ser aceptadas socialmente.

Matilde Petra Montoya (1859-1939) comenzó sus estudios de partera en la Escuela Nacional de Medicina, hoy Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue atacada y criticada por sus colegas masculinos y llamada “impúdica y peligrosa mujer”. El 25 de agosto de 1887 obtuvo oficialmente su título de médica. Fundó la Asociación de Médicas Mexicanas.

 

Con información de la Doctora Ana Lilia Higuera Olivo, Académica del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina de la UNAM, y Atenea Lanz Uribe, Dirección General en MÉDIKA NOVARUM.

Arrizabalaga, Jon; Yuste, Carlos. Eso NO ESTABA en mi LIBRO de HISTORIA de la MEDICINA, Editorial Guadalmazán, España 2019

 

 

Dieta saludable, clave para prevenir la hipertensión

Dieta saludable, clave para prevenir la hipertensión

 Nota: Zenyaci Morales
Ilustración: Ana Baca y Zenyaci Morales

La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late bombea sangre hacia las arterias, es el momento donde la presión es más alta y se le conoce como presión sistólica. Mientras que, cuando el corazón está en reposo, entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye, es a lo que se le llama presión diastólica. En el adulto se considera que una presión menor a 120mmHg/80mmHg es la adecuada. Sin embargo, cuando la presión arterial es igual o superior a 140mmHg/90mmHg se conoce como hipertensión arterial sistémica.

La presión arterial alta o hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, con el transcurso del tiempo, es lo suficientemente alta como para causar enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares e infartos.

La presión arterial alta suele presentarse con ausencia de síntomas, por lo que se le conoce como el asesino silencioso. Aunque en algunas personas si se presentan algunos como dolor de cabeza, dificultad para respirar, sangrado nasal, palpitaciones y náuseas.

En México, la prevalencia de HTA ha ido en aumento, según la ENSANUT 2018 el 18.4 por ciento de los adultos mexicanos la padece, esta condición está estrechamente relacionada con la alta prevalencia del 75 por ciento de sobrepeso y obesidad que existe en nuestro país. Además, existen otros factores de riesgo, como la edad, los antecedentes familiares, una alimentación poco saludable, la inactividad física, el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol y el estrés.

Entre los hábitos alimentarios que han provocado estas altas prevalencias se encuentra el alto consumo de sal, según las encuestas, en México, consumimos entre 7 y 9g diarios de sal por persona, lo que se encuentra por arriba de las recomendaciones que son menos de 5g al día (menos de 1 cucharadita), y no solamente se refiere a la sal que le agregamos a los alimentos, sino a la sal que muchas veces no vemos, pero que se encuentra en abundancia en los productos ultraprocesados como las frituras, botanas, carnes frías, refrescos, los consomés en polvo, las comidas rápidas, por lo que es de suma importancia evitar este tipo de alimentos.

El exceso de sodio, componente de la sal, genera retención de líquidos en el cuerpo, lo que incrementa el volumen sanguíneo, afectando a las arterias y demandando un mayor esfuerzo del corazón. Además, afecta a un mecanismo de seguridad en el cerebro que es regulador de la presión arterial, por la secreción excesiva de la hormona antidiurética vasopresina.

Varios de estos factores, relacionados con el estilo de vida pueden ser modificados para prevenir el desarrollo de HTA como es hacer ejercicio, dejar de fumar, disminuir el consumo de alcohol, procurar disminuir el estrés, y como herramienta básica es el consumo de una dieta saludable, la que debe incluir un alto consumo de frutas y verduras (4 a 5 raciones al día), cereales integrales y leguminosas. El consumo de estos alimentos facilitará que aumente el consumo de fibra dietética, cuya recomendación es de 25 a 30g al día. También se recomienda consumir alimentos lácteos bajos en grasa, y si se consumen carnes debe preferirse el pescado y el pollo (sin piel ni grasa), el consumo de carnes rojas debe ser mínimo (no más de una vez por semana y raciones pequeñas), esto ayudará a que nuestra dieta sea también baja en grasas saturadas y colesterol.

 

Con información de María del Carmen Iñarritu, Maestra En Nutriología, Académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.