¿Laringotraqueítis?

¿Laringotraqueítis?

 

 

La laringotraqueitis aguda es una enfermedad inflamatoria y generalmente infecciosa de las vías respiratorias, su evolución es rápida y es más frecuente en la edad pediátrica, de los primeros 6 meses a los 3 años, sin embargo, pudiera padecerse en la edad adulta. Se puede presentar en cualquier época del año, pero mayormente en invierno.

Entre los virus y adenovirus más comunes que causan la enfermedad, se encuentran Parainfluenza tipo 1 y tipo 3, así como el Virus Sincicial Respiratorio y el de Influenza.

Los síntomas que los infantes manifiestan son accesos de tos traqueal (también denominada como ‘tos perruna’) leves o intensos que resultan imposibles de contener, se puede acompañar de vómito, causar cambios en la voz o pérdida de la misma y un ruido respiratorio en la laringe conocido como estridor laríngeo respiratorio, que se percibe al momento de respirar.

Entre otros signos de alarma y complicaciones se encuentran, dificultad (disnea) e insuficiencia respiratoria, vías respiratorias inflamadas, alteraciones en el estado de conciencia y disminución de la oxigenación.

El diagnóstico es de carácter clínico, se basa en la exploración, en algunas pruebas que detectan los patógenos bacterianos y en la radiografía.

Es importante atender de manera oportuna y temprana al paciente para limitar las complicaciones, como parte del tratamiento se utilizan algunos esteroides por ser una enfermedad aguda inflamatoria; y en los casos de accesos de tos muy intensa, el médico prescribirá el uso de algún broncodilatador, reposo e hidratación.

No existe una medida de prevención propiamente, ya que pueden ser varios virus los agentes causales, el ambiente o la temporada, pero hay que mantener la limpieza e higiene en los niños para reducir los riesgos de infección.

 

Con información del Dr. Jorge Salas Hernández, Coordinador del Subcomité Académico de Neumología de la Facultad de Medicina. UNAM, y Director General del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Ismael Cosío Villegas”.

Prevención del Suicidio

Prevención del Suicidio

 

El suicidio se define como una conducta que inicia con la fantasía de muerte, posteriormente puede llegar a la idea de quitarse la vida, alcanzando el intento o la consumación del mismo de manera deliberada.

Actualmente, representa la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años y las causas más asociadas son los problemas familiares, en las relaciones interpersonales, trastornos mentales como depresión, ansiedad, abuso en el consumo de alcohol o de otras sustancias; y engloba diversos factores como los biológicos, psicológicos, sociales y culturales de los seres humanos.

Cada año se suicidan 800 mil personas en el mundo, lo que representa una muerte cada 40 segundos y durante el 2017 en México, se suicidaron 6 mil 559 personas.

Existe una asociación genética con agentes estresores ambientales. Se ha encontrado que el 11% de las personas que cometen un suicidio, tienen un familiar de primer grado que también se ha suicidado; a su vez, del 6 al 8% de las personas tienen un antecedente familiar con intento de suicidio.

Es mayormente consumado por el sexo masculino que el femenino, pues por cada 4 hombres que lo realizan, una mujer también lo logra, esto se debe a que los hombres utilizan métodos más letales y violentos; mientras que en las mujeres es mayor la frecuencia de intento, por cada 3 de ellas, sólo un hombre lo intenta.

 

¿Cuáles son las señales de alerta?

Cuando la persona propensa a pensarlo, idearlo, planearlo, intentarlo o consumarlo manifiesta sentimientos de culpa, de inutilidad e infravaloración; muestra afectaciones en sus hábitos de alimentación, ya sea con el aumento o disminución del peso y del apetito; cambios bruscos en el estado de ánimo, trastornos del sueño, aislamiento social, tristeza que se vuelve depresión, deserción escolar e incluso llega despedirse de amigos o familiares.

Algunos factores importantes de riesgo socio-demográficos es ser del sexo masculino, vivir solo, estar divorciado o separado, desempleado, haber tenido la jubilación reciente o tener problemas en el trabajo, económicos, de pareja, con los hijos o ser encarcelado.

Para prevenir el suicidio es muy importante tener una atención psiquiátrica o psicológica de manera urgente y ante el intento de realizarlo se requiere además una valoración médica para verificar la gravedad de los daños realizados a su cuerpo. Para ayudar a las personas que manifiestan o demuestran de alguna manera estar en riesgo de cometerlo se debe considerar restringirles el acceso a los medios de suicidio como posibles armas, medicamentos u otras sustancias.

 

 

Con información de la Dra. Brenda Hernández Vega, Especialista en Psiquiatría, Miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, Profesora y Médica Adscrita de Consulta Externa del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de Facultad de Medicina, UNAM.

Gastritis, enfermedad que afecta a gran parte de la población mexicana

Gastritis, enfermedad que afecta a gran parte de la población mexicana

 

La gastritis es un grupo de enfermedades que se localizan en la parte alta del abdomen, la “boca del estómago”, provocada por la inflamación del revestimiento de la pared que protege el estómago.

En México, la población se ve afectada entre el 60 a 70 porciento, y sus principales factores son la dieta rica en irritantes, tabaco, consumo de alcohol, ayunos prolongados, estrés e ingesta crónica de antiinflamatorios no esteroideos (aspirina, ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, entre otros).

Las comidas abundantes, ricas en proteínas o grasas de origen animal como el mole, carne de cerdo, alimentos fritos o empanizados, permanecen más tiempo en el estómago, lo que favorece que se genere más ácido gástrico y con ello se precipite la enfermedad. También a esta lista se le añade la leche, por su exceso de calcio, refrescos, bebidas carbonatadas, gaseosas.

Además, esta enfermedad se puede dar por infección, por la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori), por estrés, enfermedades autoinmunes e incluso por VIH / SIDA.

La gastritis se clasifica en aguda y crónica, la primera dura de pocas horas e incluso días, y la segunda es aquella que que tiene una duración mayor a tres meses, y puede presentarse de manera intermitente.

Dentro de esta enfermedad, encontraremos los siguientes síntomas: dolor en la parte superior del abdomen, específicamente del ombligo para arriba, el dolor es punzante, ardoroso, el cual puede mejorar o empeorar al consumir alimentos, en algunos casos acompañada de náuseas, vómitos, eructos, sensación de llenado rápido. Los casos graves pueden presentar vómitos con sangre (hematemesis) como asientos de café.

El diagnóstico de esta enfermedad es por medio de la historia clínica completa y detallada, aunque por otra parte existen estudios para confirmar su diagnóstico como es la panendoscopía, que consiste en introducir una cámara por la boca para revisar el esófago, estómago y llegue hasta la segunda parte del duodeno, en él se observará la capa que recubren estas estructuras y se tomará una parte del tejido del estómago para enviarlo a patología y confirmen el proceso inflamatorio que presentan las células, que darán la certeza de la enfermedad.

Por lo tanto, el tratamiento va enfocado principalmente en modificar los estilos de vida, enfocándose en la dieta, si con esto no mejora la enfermedad, se le agregará un medicamento, ya sea un antiácido (Magaldrato con dimeticona, hidróxido de aluminio y magnesio), bloqueadores de los receptores de histamina (ranitidina) o un inhibidor de la producción del ácido gástrico a través de la inhibición de la bomba de protones (omeprazol, pantoprazol).

 

Con información de la Dra. Nayeli Xochiquetzal Ortiz-Olvera, Médico gastroenterólogo, titular de pregrado y posgrado de la UNAM

Titular de la clínica del estómago CMN Siglo XXI

Correo: nayelixoortiz@yahoo.com.mx

Colaboración de Itzel García, Médica Pasante de Servicio Social de la Facultad de Medicina.

Tipos de Desnutrición

Tipos de Desnutrición

 

Cuando nuestro cuerpo tiene una deficiente incorporación de nutrimentos (que encontramos en los alimentos sanos) para todas nuestras células, se origina una desnutrición, que se presenta en diversos grados de intensidad, principalmente durante la niñez y se clasifica principalmente en dos tipos:

Marasmo: Es una desnutrición energética–calórica, su evolución es crónica y el peso es notablemente disminuido. La apariencia de los niños que presentan este tipo de desnutrición es demasiado delgada, la masa muscular es excesivamente deficiente, se marcan los huesos por debajo de la piel, tienen aspecto de viejito y los órganos no se desarrollan adecuadamente. La recuperación es muy prolongada.

Kwashiorkor: Esta desnutrición a diferencia de la anterior, es energético–proteica, su manifestación y evolución son agudas, el peso es ligeramente disminuido o en numerosos casos es normal debido a que su apariencia es hinchada, hay presencia de grasa, la cara tiende a ser redonda, sobre todo en las mejillas, sin embargo, la piel desarrolla irritación grasosa o llamada dermatitis seborreica y en algunas partes se puede notar con mucha resequedad, presentan palidez en la parte interior de los párpados inferiores; los dientes muestran desgaste, erosión del esmalte y presentan caries, también puede haber una despigmentación difusa en la piel. La recuperación puede ser breve.

En ambos casos, el cabello se despigmenta, se vuelve muy seco, fino, opaco, en algunas zonas se ve más oscuro y en otras se ve con tonos pálidos y hay alopecia ya que se desprende muy fácilmente. Existe un retraso en el desarrollo psicomotor, hay apatía, irritabilidad, baja producción de ácido clorhídrico, la movilidad intestinal es deficiente, así como la absorción de nutrientes cuando se administran grandes cantidades de comida. El cuerpo entra fácilmente en estado de hipotermia en ambientes fríos e hipertermia en ambientes calurosos.

Cabe señalar que, en varios casos puede darse un tipo de desnutrición mixta, llamada Kwashiorkor marasmático.

 

 

Fuentes:

https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/lineamiento-desnutricion-aguda-minsalud-unicef-final.pdf

http://www.cenetec.salud.gob.mx/descargas/gpc/CatalogoMaestro/119_GPC_DESNUTRICION_MENOR/Ssa_119_08_grr_desnutricion_menor.pdf

http://cvoed.imss.gob.mx/COED/home/normativos/DPM/archivos/coleccionmedicinadeexcelencia/10%20Desnutrici%C3%B3n%20y%20obesidad%20en%20pediatr%C3%ADa-Interiores.pdf

Insuficiencia Hepática Crónica (Cirrosis)

Insuficiencia Hepática Crónica (Cirrosis)

 

 

 

Cuando se daña nuestro hígado por causas como el alcoholismo crónico o alguna hepatitis mal tratada, se presenta una fibrosis, es decir, que se daña el tejido de este órgano por nódulos de regeneración y necrosis, presentando una alteración en su arquitectura y vasculatura. Cuando este proceso dañino para el hígado llega a una etapa terminal, la enfermedad evoluciona a Insuficiencia Hepática Crónica o también conocida como Cirrosis. Es posible detener la progresión de la enfermedad en su etapa inicial y controlar las complicaciones inherentes a ella, sin embargo, el daño que ya está hecho es irreversible.

Otras causas que pueden generarla son el tener hígado graso, consumo de drogas o por contagio de hepatitis al compartir las agujas, con las que se auto administran algunas de ellas; el uso de herbolaria, la automedicación y el uso de suplementos alimenticios o también llamados naturistas.

Cuando se desarrolla esta enfermedad, no muestra síntomas o datos de alerta ya que, el hígado tiende a regenerarse, el posible cansancio que se manifiesta puede llegar a atribuirse a otras causas, pero cuando los síntomas comienzan a surgir, muchas veces o en la mayoría de los casos, es porque se trata de un hígado ya descompensado y estos síntomas pueden ser ascitis o retención de líquido en el abdomen, edema en los miembros pélvicos, e incluso pueden mostrar ictericia y palmas hepáticas, es decir, que se aplanan muy notablemente. En la piel se muestra que los pequeños vasos sanguíneos se dilatan, formando las famosas arañas vasculares, así como aparición de manchas rubíes, crecimiento de mamas en los hombres, y caída del vello púbico.

La exploración física, el ultrasonido, la endoscopía, el perfil bioquímico y el perfil de coagulación, son estudios que ayudarán a identificar si el hígado está funcionando adecuadamente y arrojarán datos que podrán determinar en qué etapa de gravedad se encuentra, e incluso el Fibroscan y la resonancia magnética determinan la elasticidad del hígado para confirmar el diagnóstico.

Se debe evitar el consumo excesivo del alcohol y la mujer es más sensible para metabolizarlo, por lo tanto, es más propensa a desarrollar cirrosis con menor cantidad de alcohol que el hombre.

Las complicaciones son muy variadas, pueden ir desde la encefalopatía hepática condicionada por la alteración en la depuración de amonio, es decir, cuando el cuerpo no elimina correctamente el amonio, por lo que se corre el riesgo de presentar alteraciones en la conciencia, el paciente puede estar desorientado; otros signos son la hipertensión portal, ésta última se puede presentar por la generación de várices, ya sea en el esófago y en el estómago lo que puede condicionar hemorragias y una pérdida de volumen sanguíneo que puede llegar a terminar con la muerte del paciente.

El tratamiento se enfoca en las complicaciones como la retención de líquidos, disminución de sal y proteína animal (que debe sustituirse por la vegetal) en la dieta, así como la prescripción de los medicamentos necesarios de acuerdo a los signos y síntomas que se deban controlar en el paciente.

 

 Con información de la Dra. Mayra Virginia Ramos Gómez, Jefa del Servicio de Gastroenterología del Hospital «20 de Noviembre», ISSSTE.