El bruxismo se define como la actividad muscular mandibular caracterizada por apretar o rechinar los dientes, refuerzos o empuje de la mandíbula durante el sueño, aunque también puede presentarse de manera involuntaria, rítmica o espasmódicamente durante el día y en estado de vigilia.

Estudios internacionales realizados en países como Turquía, China, Brasil, Estados Unidos de América, Taiwán y Finlandia han reportado una prevalencia de 3.5 a 40.6% en niños y adolescentes menores de 12 años y que va disminuyendo conforme la edad avanza.

Se consideran dos tipos de bruxismo:

El primario o también llamado idiopático consiste en el apretamiento diurno y el producido durante el sueño cuando no se reconocen otros problemas o causas médicas.

El bruxismo secundario o también llamado iatrogénico, corresponde a formas de bruxismo asociado a problemas neurológicos, psiquiátricos, desórdenes del sueño y administración de drogas.

Algunos autores solo clasifican el bruxismo como diurno y nocturno.

Entre las causas se encuentran diversos factores como los odontológicos, debido a maloclusiones esqueléticas, otras alteraciones oclusales, restauraciones defectuosas y la pérdida prematura de dientes. Entre los factores sistémicos, se encuentran las deficiencias vitamínicas, parasitosis intestinales, alergias, parálisis cerebral, deficiencias mentales, problemas endocrinológicos, otorrinolaringológicos y gastrointestinales. También se ha asociado con enfermedades sistémicas, del sueño, incluyendo parasomnias y problemas del estado de ánimo.

Con respecto a factores de tipo psicológico, se relaciona a trastornos neuroconductuales, problemas familiares, de personalidad, tensiones emocionales, depresión, ansiedad, miedo y hostilidad. Otros factores de tipo ocupacional como las pruebas escolares, práctica de deportes competitivos y campeonatos.

Los síntomas que refieren el bruxismo, principalmente, se caracterizan por un sonido peculiar audible, apretamiento rechinamiento, golpeo interminente o balanceadode los dientes, ya sea consciente o inconscientemente y de manera céntrica o excéntrica.

Dependiendo de la duración, frecuencia e intensidad con que se presenta, esta afectación puede resultar perjudicial para los dientes y sus tejidos de sostén, los músculos masticatorios y las articulaciones temporomandibulares.

Para realizar un diagnostico eficaz, se requiere del historial clínico del paciente, un examen intraoral y la identificación de posibles hábitos que puedan influir. En el examen clínico se considera evaluar el dolor en los músculos masticatorios estando en reposo o durante la función mandibular, sonidos en la articulación temporomandibular en forma de chasquido o crepitación y dolor a la palpación. El método más efectivo y utilizado para diagnosticar el bruxismo del sueño es la polisomnografía (PSG) que brinda grabaciones del sueño e incluyen registros y señales de electroencefalograma, electromiografía, electrocardiograma y grabaciones simultáneas de audio y video.

El tratamiento debe enfocarse en la identificación y corrección de las causas y no sólo en contrarrestar los signos y síntomas. Se pueden incluir técnicas de relajación y estrategias a nivel psico – conductual, dental y farmacológico.

Fuentes:

· Alvarez-Gastañaga,VA., Baldeón-López, MC., et al. (2019). Bruxismo en niños y adolescentes: Revisión de la literatura. ODOVTOS-Int. J. Dent. Sc. | No.ISSN:1659-1046. 97-104 pp.

· Fleta Zaragozano, J. (2017)  Bruxismo en la infancia, causas y orientación terapéutica. Pediatr Integral; XXI (7): 486.e1–486.e3

 · Hernández Reyes, Bismar, Díaz Gómez, Silvia María, Hidalgo Hidalgo, Siomara, & Lazo Nodarse, Romel. (2017). Bruxismo: panorámica actual. Revista Archivo Médico de Camagüey, 21(1), 913-930.