¿Cómo surgió el símbolo de la Medicina?

¿Cómo surgió el símbolo de la Medicina?

 

El verdadero símbolo de la medicina está representado por un bastón de madera o tronco con una sola serpiente enroscada a lo largo del mismo, mejor conocido como el Bastón de Asclepio.

Inicialmente sólo se consideraba como una rama de árbol con algunas hojas que significaba los secretos de la vida terrenal; la creencia era que tenía el poder de la resurrección, el auxilio y el soporte de un médico hacia su paciente. También representaba las fuerzas de la naturaleza y las virtudes curativas de las plantas.

En la edad media se adoptó esta forma con algunos elementos más, como un báculo con nudos y la serpiente enroscada cuyo culto provenía de las Islas de Creta, al sur de Grecia entre los años 3,000 y 200 a.C. Esta imagen se asociaba a una estatuilla de la diosa serpiente que poseía propiedades curativas, también representaba la prudencia, la vigilia, la sabiduría, la vitalidad, el poder de regeneración y la preservación de la salud.

En la Antigua Grecia, las serpientes sagradas de Asclepio se criaban en un pozo circular con una fuente rodeado por un bosque sagrado en el templo de Epidauro y cada vez que se construía un templo nuevo, se tomaba una de estas serpientes que se convertía en la guardiana del lugar y representaba al dios Asclepio.

Sofocles cuidó de la serpiente del templo que se construía en Atenas hasta que terminó la edificación, mientras que entre los romanos se le divinizó con el nombre de Salus, la que preserva la salud y el culto al dios Asclepio se oficializó después de la epidemia de peste que azotó a Roma en el 293 a. C.

 

Fuente:

· Cortés Riveroll, José G., D. Pérez González, S. Rosales de Gante, C. Viesca Treviño (2007): “El símbolo de la medicina”, Historia Antigua de la Medicina. México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, pp. 96, 97.

 

Fisioterapia y Fracturas…

Fisioterapia y Fracturas…

Una fractura es la pérdida de continuidad del hueso a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones que superen la elasticidad del mismo. Sus signos generales se caracterizan por dolor, hematoma (moretón), inflamación, limitación del movimiento, deformación del hueso, crepitación (crujido) y puede o no tener herida abierta.

 

Se clasifican de dos maneras, según el estado de la piel y según su trazo en el hueso.

 

  • Según el estado de piel

Cerradas: cuando la piel no ha sufrido daño, no existe comunicación entre la fractura y el exterior.

 Abiertas: Cuando la piel ha sufrido daño y el tejido óseo se expone al exterior.

 

  • Según el trazo

Transversal: Trazo horizontal a lo ancho del hueso

Longitudinal: Trazo a lo largo del hueso

Oblicua: El trazo tiene un ángulo de inclinación de 30-45° puede ser desplazada.

En ala de mariposa: Se presenta cuando 2 trazos de fracturas se unen y forman un triángulo.

Multifragmentada: Cuando existen varios trazos de fractura, dando lugar a más de tres fragmentos, siendo estos reductibles, es decir, que puedan colocarse en su posición correcta para lograr su más óptima consolidación (curación).

Conminuta: Formación de numerosos fragmentos óseos, siendo incontables o no reductibles.

 

  • También existe una clasifación para las fracturas pediátricas.

 Torus o en rodete: Compresión a lo largo del hueso, se puede observar un abombamiento.

Tallo verde: La fractura no atraviesa todo el hueso, presenta una deformación angular.

 

Para que una fractura pueda lograr una óptima curación o consolidación, intervienen factores como hormonas de crecimiento, esteroides, anabolizantes y calcitoninca, vitaminas A y D, ejercicios y carga controlados, el uso de campos electromagnéticos y ultrasonidos de baja frecuencia. Por el contrario, entre los factores que la dificultan, encontramos enfermedades como diabetes, anemia, tabaquismo, infecciones, desnutrición y otros como la edad avanzada, distracción o compresión excesiva en el foco de fractura.

El tratamiento fisioterapéutico consiste en dos fases, la primera es la fase de inmovilización, cuyos objetivos son favorecer la cosolidación ósea, vigilar sistema de inmovilización, prevenir edema, problemas respiratorios, complicaciones, mantener la amplitud articular de las articulaciones no afectadas, enseñar al paciente a utilizar correctamente auxiliares de la marcha o cabestrillo, evitar o retrasar la pérdida de masa muscular a través de contracciones isométricas en las cuales no hay desplazamiento, solo activación muscular. En esta fase se pueden utilizar recursos o técnicas como la magnetoterapia y ultrasonido.

En la segunda fase, posterior a la inmovilización los objetivos son la reabsorción del edema, recuperar la movilidad, evitar la rigidez articular, recuperar la fuerza muscular y la capacidad de reconocer nuestro segmento en el espacio, disminuir el dolor, estiramientos pasivos y no movilizaciones forzadas y dolorosas. En esta fase de hace uso de recursos o técnicas como microondas, hidroterapia, parafina y electroterapia.

Ante la falta de la atención correcta en caso de una fractura se pueden presentar complicaciones como síndrome compartimental en el que los tejidos se inflaman al grado de obstruir la circulación del segmento, necrosis isquémica o interrupción de flujo sanguíneo a alguno de los trozos de hueso fracturado, embolia grasa, síndrome de aplastamiento en el que un segmento, después de estar aplastado por mucho tiempo, acumula toxinas que se liberan y viajan al riñón dañándolo; osteomielitis o infección en el hueso, atrofia ósea de Sudek, retardo de consolidación cuando una fractura consolida pasado más tiempo del habitual o, en su caso, la ausencia de ella a no ser que se intervenga quirúrgicamente y rigidez articular.

 

Colaboración de Claudia Ivonne García Dávila y Paola García González, Pasantes de Servicio Social de la Licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina, UNAM.

Revisión por Yosimar Cruz Flores Fisioterapeuta CONADE y Académico UNAM.

Fuentes: 

Seco, J.. (2016). Fisioterapia en Especialidades Clínicas. España: Panamericana.

Monteagudo, M & Aguilar, a.. (2017). Manual CTO de Medicina y Cirugía, Traumatología. Madrid: Grupo CTO

 

Tuberculosis en la historia

Tuberculosis en la historia

La tuberculosis es una enfermedad curable y prevenible causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que afecta en la mayoría de los casos a los pulmones y que se transmite a través del aire cuando un enfermo estornuda o tose.

 Sus síntomas son tos, fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso; pueden ser leves durante varios meses y si no se recibe el tratamiento adecuado, puede causar hasta la muerte.

 Se estima que una tercera parte de la población mundial está infectada con el bacilo, pero no ha desarrollado la enfermedad, ni puede transmitirla, y tendrá a lo largo de su vida un riesgo de 5 al 15% de desarrollarla.

 El segmento de la población más vulnerable es aquella cuyo sistema inmunológico se encuentra dañado por otras enfermedades como VIH, diabetes o desnutrición.

 En la antigüedad también era denominada como tisis, consunción y plaga blanca y se cree que el bacilo había evolucionado de la tuberculosis bovina a la humana, y su progenitor genético pudo haber estado presente desde hace 3 millones de años aproximadamente, afectando a los primeros homínidos que dispersaron estas bacterias con las primeras migraciones humanas.

 Las primeras pruebas de su afectación en humanos se descubrieron en momias egipcias entre el 3,500 a 2650 a.C. y en América se encontró la presencia de estas bacterias en momias peruanas que datan del periodo precolonial.

 Mientras que en la antigua Grecia, era descrita como ptisis o absceso de pulmón, siendo investigada y descrita por Hipócrates y creía que era una enfermedad hereditaria, hasta que, durante el imperio romano, Claudio Galeno sugirió que su naturaleza era contagiosa.

 En Europa, la epidemia de la tuberculosis inició alrededor del siglo XVII e intensificándose a finales del siglo XVIII y a principios del XIX. Gracias al médico francés René Laennec, es posible realizar las primeras auscultaciones torácicas por medio del primer estetoscopio cónico de madera.

 Jean Antoine Villemin realizó experimentos para demostrar la naturaleza infecciosa de la tuberculosis, pudiendo reproducir la enfermedad en diversos animales por medio de la inoculación. Pero fue hasta 1882 que Robert Koch presenta sus estudios en Berlín identificando al microorganismo que él mismo denominó como tuberculoso, describiendo su tinción, aislamiento y cultivo, hecho que dio un gran avance para el desarrollo de métodos diagnósticos y tratamientos eficaces contra la enfermedad.

Fuentes:

Cartes, J. “Breve historia de la tuberculosis”, Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica, 2013. Organización Mundial de la Salud.

Breve historia de las vacunas

Breve historia de las vacunas

<iframe width="560" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/dAXGMfSjGng" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>

Vacuna: suspensión de microorganismos vivos (usualmente atenuados) o inactivados, o fracciones de los mismos, administrados para inducir inmunidad (estimular el sistema inmune) y  prevenir enfermedades infecciosas o sus secuelas.

Se dice que la vacunación nació entre china e India con la intención de evitar momentos de epidemia de viruela, “variolizando” sobre todo a niños en buen estado de salud, de preferencia entre el primer y segundo año de vida, en primavera u otoño.

Los métodos que se utilizaban eran varios, desde vestir al niño con las ropas usadas por un “varioloso”, introducir en los orificios de la nariz costras secas pulverizadas o un pedazo de algodón empapado de pus extraído de pústulas frescas (cogidas de individuos que padecían la enfermedad de forma leve), hasta arañar la piel con agujas y frotar una sola vez con hilas impregnadas durante el año anterior en costras virulentas.

La variolización se extendió poco a poco; en el siglo XIV la peste negra fue responsable de la muerte de un tercio de la población europea en tan sólo 10 años y es hasta 1671 que se tiene la mención occidental más antigua sobre ésta práctica en una nota publicada en el boletín de una sociedad científica alemana; en 1721 ya se extendía hasta Gran Bretaña; sin embargo, aunque funcionaba, incluía un importante riesgo de adquirir otras enfermedades como sífilis.

A finales de ese siglo, Edward Jenner observó que las mujeres que se dedicaban a ordeñar vacas adquirían viruela bovina “Cow Pox” y no enfermaban posteriormente de viruela humana, por lo que tuvo la idea de cambiar el material para variolizar, por viruela bovina; y en 1796 inocula a James Phipps, un niño de 8 años de edad, con la vacuna antivariólica.

Un poco más tarde, a principios del siglo XIX Londres fue devastado por una epidemia de cólera, en este siglo se describe “La Teoría del Germen” de Louis Pasteur que plantea que algunas enfermedades son causadas por microroganismos, Robert Koch descubrió el bacilo de la tuberculosis y George Miller Sternberg aisló el pneumococo.

Con estos antecedentes, en 1884 Pasteur generó su primera vacuna viral atenuada contra la rabia, y al año siguiente la usó por primera vez en un humano, un niño de 9 años: Joseph Meister.

Lentamente el uso de las vacunas se fue difundiendo, en 1966 la Asamblea Mundial de Salud de la OMS establece la meta para la erradicación de la viruela, cuyo último caso se identificó en Somalia en el año de 1977, por lo que la OMS declara erradicada la enfermedad en 1979. Así ganamos nuestra primera batalla global contra las enfermedades infectocontagiosas.

En México la vacuna contra la viruela se introdujo en 1804 por el Dr. Francisco Xavier Balmis, proveniente de España; quien partió con 22 niños expósitos en los que sucesivamente iba inoculando la linfa vacunal “de brazo a brazo”, técnica que se extendió a todo el territorio mexicano, desde Guatemala hasta lo que es ahora el sur de EE.UU., representando la primera actividad masiva de vacunación.

Con crecientes esfuerzos para controlar más padecimientos de este tipo, se implementó la vacunación contra otras enfermedades como tétanos (desde la primera guerra mundial), tuberculosis, polio, tosferina, hepatitis b, fiebre amarilla y sarampión. En 1978 por decreto presidencial, en nuestro país se implantó la Cartilla Nacional de Vacunación como instrumento de registro y control de las dosis de vacunas que reciben los niños y niñas menores de cinco años de edad, con el esquema propuesto por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

¡Y hemos tenido algunos triunfos! El último caso reportado de poliomielitis en el país, fue en Tomatlán Jalisco en 1990; esta enfermedad se declaró erradicada de las Américas en 1994, después de que se identificó el último caso de poliovirus salvaje en Perú.

Es así, como se han creado nuevas vacunas y modificado el esquema de vacunación, haciendo uso de los avances tecnológicos y hasta tener la cartilla que conocemos actualmente.

 

Con información de la Dra. Itzel Texta Palomeque, Facultad de Medicina, UNAM.

 

Referencias:

Dr. Tuells, J. (17 de agosto de 2006). La introducción de la variolización en Europa. Recuperado el 10 de septiembre de 2018, de Asociación Española de Vacunología: http://www.vacunas.org/la-introduccion-de-la-variolizacion-en-europa/

Greenwood, B. (2014). The contribution of vaccination to global health: past, present and future. Philosophical Transactions of The Royal Society B.

Santos, J. I. (2002). El Programa Nacional de Vacunación: orgullo de México. (F. d. Medicina, Ed.) Revista de la Facultad de Medicina, UNAM, 45(3), 142 – 153.

Santos, J. I. (2014). La vacunación en México en el marco de las «décadas de las vacunas»: logros y desafíos. Gaceta Médica de México, 180-188.

Secretaría de Salud. (2014). Programa de Acción Específico Vacunación Universal 2013 – 2018. Distrito Federal: Secretaría de Salud.

Stern, A., & Markel, H. (2005). The History of Vaccines And Immunization: Familiar Paterns, New Challenges. Health Affairs, 24(3), 611-621.

Las Cataratas de Monet…

Las Cataratas de Monet…

Monet, un anciano que se acercaba a milímetros de los ojos gastados sus tubos de óleo para saber qué iba a aplicar sobre la tela. Leyendas que hablan de su extrema exigencia, los que conocieron en vida al padre del impresionismo y motor de la modernidad, le describen como un científico con paleta y pinceles que en sus inicios auscultaba la realidad, y un terco apasionado por sus propias visiones de la naturaleza al final de su vida.

 Aproximadamente cuando el maestro tenía 80 años de edad, sus cuadros viraron hacia lo que los críticos de arte consideraron su época más abstracta. Michael Marmor, un profesor de oftalmología de la Universidad de Stanford en Norteamérica, hijo de coleccionistas de arte,  opinaba diferente respecto a esto. Para él, no se suponía que Monet estuviera adentrándose en los terrenos del arte no figurativo. “Sobre todo cartas en las que los artistas hablan de su visión estropeada pero no mencionan su intención consciente de evolucionar hacia el arte abstracto… la cuestión no es tanto que los pintores viesen el mundo distinto y por eso pintasen raro, sino que sabiendo que ya no veían bien, trataron de compensarlo en su obra (Degas tenía degeneración macular y acabó pintando en lienzos enormes)”.  explica.

 Desde 1908 Monet empieza con sus primeros síntomas de su enfermedad ocular. Se conocía a través de su correspondencia y diferentes biografías que padecía de cataratas. Tras un empeoramiento de la vista, un oculista le diagnosticó catarata total en 1912. Lo cual coincide con los años en los que veía tras el filtro borroso y amarillento de la enfermedad. «Tras ser operado, volvió a su estilo anterior». dice el científico.

La ciencia también presenta sus tesis ante la historiografía artística. ¿Alguna vez te has preguntado cómo sería estar detrás de los ojos de alguien con un mal ocular? El mismo Dr. Marmor publicó un estudio realizado en el 2006, en el que a través del conocimiento médico y la simulación por computadora podemos ver lo que el artista veía en sus lienzos.

 Cuando se le pregunta al profesor Michael Marmor respecto a la  reacción de los críticos de arte a su tesis, éste responde “Muchos lo encuentran útil para entender mejor al artista, otros creen que los médicos no deberíamos meter las narices en lo que no nos incumbe”.

 

Con información del Dr. Rolando Alaniz Ávalos, Facultad de Medina, UNAM.

 

Fuentes:

 

Thiebault-Sisson F. Les Nymphéas de Claude Monet . La Revue de l’Art ancien et moderne. 1927; 52:41-52.

 

1-REPORTAJE:Los ojos enfermos de Monet y Degas, Un oftalmólogo simula las afecciones de dos maestros impresionistas

PATRICIA GOSÁLVEZ. Madrid 17 MAY 2007  Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de mayo de 2007 .

https://elpais.com/diario/2007/05/17/ultima/1179352801_850215.html

 

Ophthalmology and Art: Simulation of Monet’s Cataracts and Degas’ Retinal Disease Michael F. Marmor, MD (REPRINTED) ARCH OPHTHALMOL / VOL 124, DEC 2006 WWW.ARCHOPHTHALMOL.COM 1766 ©2006 American Medical Association. All rights reserved. Downloaded From: http://archopht.jamanetwork.com/ by a Penn State Milton S Hershey Med Ctr User on 12/02/2014

http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download;jsessionid=0F77B0242324523646B4C8F5A0BDDA52?doi=10.1.1.656.6430&rep=rep1&type=pdf

 

https://www.aryse.org/las-cataratas-de-monet/

La medicina a través de la pintura en la historia…

La medicina a través de la pintura en la historia…

<iframe width="560" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/ZWl1RZyWE70" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>

 

A principios del Renacimiento, la mayoría de las pinturas documentaban vívidamente alguna escena de visita médica, en una casa de la alta burguesía.

En la primera imagen, La visita del médico, elaborada por el pintor y ceramista Bonifacio Veronese (1487-1557), se muestra a una paciente que está siendo interrogada por el galeno. Éste le toma simultáneamente el pulso, mientras un servidor corre el cortinado para aislar la escena del exterior. Una dama sirve en una copa de licor que ofrecerá a su vez al médico.

De igual manera, los pintores flamencos del siglo XVII encuentran en la visita del médico al domicilio del paciente uno de los temas costumbristas que debió tener gran aceptación entre la burguesía de su tiempo, pues han llegado hasta nosotros numerosas versiones del tema. La escena se repite de forma estereotipada: El médico, vestido elegantemente; la familia ofreciendo su amabilidad y respeto; una silla, algo icónico del tema, la cual siempre estará en el lugar del médico, contemplativo junto al lecho.

 

 

Jan Steen (1625-1679) pintó una serie de siete cuadros, todos ellos variantes del tema médico y concretamente relacionados con la visita del médico en casa de los pacientes. En su cuadro La visita del doctor, se puede observar cómo el médico analiza la orina de la mujer -dicho procedimiento se conoce como uroscopia, técnica para visualizar la orina muy popular entre los médicos desde la antigüedad- y simultáneamente le toma el pulso. La mujer que le acompaña sujeta en su mano derecha una botella de cristal con la orina de la paciente. Mientras todo esto ocurre un niño juega delante de ellos ajeno a todo lo que sucede en la estancia y, si nos fijamos, en otra habitación, podemos ver a un hombre sentado delante de una mesa más interesado en otros asuntos que probablemente no tienen nada que ver con la Medicina.

 

 

 

Por su parte, el cuadro, El doctor, está inspirado en la tragedia personal de su autor, Luke Fildes: la muerte de su primer hijo cuando sólo tenía un año de edad por tuberculosis. Aparentemente, tanto el pintor como su esposa quedaron impresionados con los desvelos y la profesionalidad del médico que atendió al niño. Así que años más tarde, cuando el coleccionista inglés Sir Henry Tate le encargó una obra de tema libre, Fildes decidió rendir homenaje a la profesión médica.

El cuadro no pretende representar la enfermedad y muerte de su hijo. Es una escena inventada en la que un doctor acude a la casa de una familia humilde para atender a su pequeño. Los padres han improvisado una cama bastante inestable encima de un par de sillas. Fildes utiliza el haz de luz de la lámpara para iluminar los dos elementos más importantes del cuadro: el rostro concentrado del médico y la figura dormida del niño. Los padres quedan relegados al fondo, iluminados por la poca luz que entra por la ventana al amanecer (han debido pasar todos la noche en vela). Sabemos que para la figura del niño, utilizó bocetos del rostro de dos de sus hijos, pero es bastante probable que el personaje del médico sea un autorretrato.

 

The Doctor exhibited 1891 Sir Luke Fildes 1843-1927 Presented by Sir Henry Tate 1894 http://www.tate.org.uk/art/work/N01522

 

 

¿La relación médico-paciente cómo ha cambiado hasta ahora?

En la obra de mediados del siglo XX, The Family Practitioner de José Pérez se describe una locura surrealista vivida por un médico familiar, agobiado por una sobrecarga de pacientes demandando su atención. El artista incorpora elementos de ruido que no permiten el descanso del médico: cirqueros, tambores, bebés llorando, un lince rugiendo, pacientes entrometidos en su espacio personal, tengan éstos o no un padecimiento aparente, la obligación de comunicarse con individuos que no están en sus cabales, demenciados o con hipoacusia. Nos llama la atención una figura de su tamaño que le ofrece los mismos tratamientos que receta, dando a entender que el médico también padece y es tan humano como los demás enfermos… Pero quizás ellos no lo noten.

 

 

 

Colaboración de Rolando Alaniz, pasante de servicio social de la Lic. en Médico Cirujano de la Facultad de Medicina, UNAM.