Las mentiras se forman en la corteza cerebral en la parte prefrontal, justo detrás de la frente y se necesita tener una buena memoria para elaborarlas. Aprendemos a mentir desde niños, con mentiras simples, pero en la medida que vamos creciendo nuestras mentiras van siendo más complejas, incluso puede ser difícil detectar a un buen mentiroso.

 

Con información de la Dra. Beatriz Georgina Montemayor, Académico del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina, UNAM.