
Los menores de edad están en riesgo de contraer COVID-19 al igual que los demás grupos de edad, sin embrago se ha observado que la enfermedad se presenta de forma menos grave en este grupo.
La enfermedad que ocasiona el virus SARS-CoV-2, coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo, es menos frecuente en los niños que en los adultos, se estima que al menos 2% de todos los casos confirmados en el mundo son en edad pediátrica y en México las estadísticas hasta el 26 de junio indican que sólo el 3% de los enfermos son niños.
El contagio en menores de edad se da generalmente por el contacto con algún familiar con el virus, esto representa hasta el 56% de los casos, ya que son vulnerables desde recién nacidos, sin embargo, no se ha demostrado que haya una transmisión de madre a hijo durante el parto o durante la lactancia a través de la leche materna, siempre y cuando se sigan las medidas de protección de la vía aérea.
En los niños el período de incubación del virus es menor, ya que en ellos es de 2 días, mientras que en los adultos es de 6. En la mayoría de los casos se presenta en niños de 7 años de edad, existiendo un ligero predominio en los varones con un 56% de los casos. Asimismo, se ha visto que el 90% de los niños que se infectan son asintomáticos y en general los síntomas son menos severos que en los adultos. Menos del 1% de los pacientes pediátricos se hospitalizan (principalmente menores de 1 año de edad) y solo el 2 % fallecen a nivel mundial, de estos el 67% presentaron otras enfermedades asociadas.
Los síntomas más frecuentes en los niños son: fiebre, tos, fatiga, malestar, congestión y secreción nasal, estornudos, dolor de cabeza, mareo, vómito y dolor abdominal.
En el 90% de los casos de niños infectados transcurre la enfermedad de una manera leve sin mayor complicación, por lo que se recomienda vigilancia en casa, aportar suficientes líquidos sin que se llegue a un exceso y se pueden dar algunos tratamientos sintomáticos que deben ser consultados con su pediatra. En el caso de que el niño empiece a presentar fiebre persistente, dificultad para respirar o que tenga sus labios o las puntas de sus dedos morados, es momento de acudir a un hospital a que sea revisado por un profesional.
Es importante que los padres presenten mayor atención a sus hijos a fin de detectar signos de malestar y si es necesario salir de casa, que cuenten con protección respiratoria adecuada para evitar el contagio.
Con información de la Dra. Ana Carolina Sepúlveda Vildosola, Académica de la División de Estudios de Posgrado del Subcomité de Pediatría.
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