La migraña principalmente se caracteriza por un severo dolor en un costado de la cabeza, detrás de los globos oculares y en la nuca; este dolor que es constante y late con violencia, es provocado por una vasodilatación inflamatoria y transitoria de las arterias cerebrales.
Esta enfermedad, en la mayoría de los casos, puede prevenirse si se conocen los factores que la provocan en el paciente, como algunas bebidas o alimentos específicos, estrés, intolerancia a la luz, olores o sonidos. A veces provoca náusea y vómito.
También existen episodios causados por fenómenos biológicos como la menstruación y en estos casos es más difícil su prevención. El tratamiento principal se centra en el control del dolor en la fase aguda, mediante fármacos, y puede auxiliarse con medidas alternativas como masajes, compresas frías en la cabeza y reposo.
Esta condición suele aparecer en la adolescencia y se presenta como un dolor pulsátil en la mitad de la cabeza que luego se generaliza. En consecuencia, quien lo padece sufre una gran cantidad de síntomas como inapetencia, irritabilidad, hipersensibilidad corporal, cansancio, malestar y retención de líquidos, entre otros.
La migraña ocurre porque un grupo de neuronas se activa en forma anormal y expande una onda irritativa que estimula las arterias cerebrales, las cuales responden con una dilatación inflamatoria no infecciosa, generando dolor. Cada episodio doloroso suele ser tan intenso en su fase aguda que puede incapacitar al paciente para realizar sus actividades cotidianas; solo una buena historia clínica es fundamental para diagnosticarlo y tratarlo adecuadamente.
Con información del Dr. Felipe Arturo Vega Boada, miembro del Subcomité Académico de Neurología de la Facultad de Medicina, UNAM.