¿Qué es la masoterapia?

¿Qué es la masoterapia?

Axel Torres Miranda

 

 La palabra masoterapia proviene del francés massothérapie y se refiere a la utilización del masaje con fines terapéuticos, mismo que consiste en una técnica donde se realizan movimientos manuales rítmicos, los cuales se practican sobre la superficie de la piel y tejidos blandos del cuerpo. Su aplicación data desde la antigüedad, surgió a partir del instinto que tenemos de frotarnos una parte del cuerpo adolorido y diversas culturas lo han efectuado como proceso de curación para diferentes enfermedades, relajación profunda y purificación del cuerpo. 

Son múltiples los beneficios que brinda el masaje, entre los más significativos están: ayuda en la reabsorción de edemas, a evitar las adherencias en las cicatrices, a disminuir el estrés y el dolor muscular, a mejorar el trofismo muscular, la circulación sanguínea y linfática; por lo tanto, también la absorción de nutrientes y a promover la eliminación de metabolitos y productos de desecho. 

La masoterapia es una estrategia terapéutica indicada para el abordaje de diversas patologías como la parálisis facial, las lumbalgias y otros procesos dolorosos, enfermedades degenerativas de las articulaciones, contracturas musculares, lesiones tendinosas y ligamentosas, enfermedades como la fibromialgia e incluso en el estreñimiento, además, pueden ayudar a disminuir el insomnio, la ansiedad y el agotamiento físico. 

Sin embargo, no todos pueden beneficiarse de la masoterapia, está contraindicada en procesos infecciosos, tumorales e inflamatorios, enfermedades o traumatismos en proceso agudo, alteraciones en la sensibilidad, heridas abiertas, fiebre, flebitis, tromboflebitis y enfermedades como la osteogénesis imperfecta.

 

Con la revisión de la Coordinación de la Licenciatura en Fisioterapia, UNAM.

Referencias:

  • Fritz, S. (2001). Fundamentos del masaje terapéutico. (Primera ed.). Paidotribo.
  • Andreewicz, A. (2006). El masaje en la rehabilitación de traumatismos y enfermedades. 2° edición. Ed. PAIDOTRIBO, Moscú

 

¿Qué es la Lumbalgia?

¿Qué es la Lumbalgia?

Axel Torres Miranda

¿Qué es?

Dolor en la zona lumbar, localizado entre el borde inferior de las últimas costillas y el pliegue inferior de la zona glútea, con o sin irradiación a los miembros inferiores cuya intensidad varía en función de la actividad física y la postura.

La lumbalgia puede convertirse en un problema crónico con muchas limitaciones, de ahí la importancia de recibir un tratamiento multidisciplinario.

¿Por qué me duele la espalda?

La lumbalgia es de etiología múltiple, los factores más comunes que la desencadenan son los mecano-posturales, traumáticos o degenerativos. El tener sobrepeso, obesidad, edad avanzada, malas posturas, mala higiene de columna, hacer actividades repetitivas o un estilo de vida sedentario son factores de riesgo para tener lumbalgia.

¿Cómo se diagnostica?

Primero se realiza una historia clínica para detectar la posible causa del dolor lumbar, se realiza una historia clínica con todos los antecedentes personales patológicos y no patológicos del paciente, el tiempo de evolución, tipo de dolor, ubicación, intensidad, factores desencadenantes y pruebas diagnósticas, en caso de requerirse se piden pruebas de imagen como radiografías y tomografías, con el fin de detectar el origen de su padecimiento. Además, se complementa con la valoración fisioterapéutica para detectar las limitaciones funcionales que tenga el paciente.

¿Cual es el tratamiento?

Cuando el dolor apenas comienza y dependiendo de su intensidad se pueden prescribir medicamentos analgésicos como el paracetamol, los AINES y relajantes musculares. Cuando el dolor es crónico o de mayor intensidad también se pueden recomendar medicamentos opioides. El abordaje fisioterapéutico consiste en el uso de termoterapia como las compresas calientes para disminuir el dolor, la aplicación de corrientes analgésicas de electroterapia, la manipulación de tejidos blandos, movilización de la columna vertebral, la dosificación de ejercicio terapéutico, fortalecimiento de músculos del core y enseñanza de higiene postural en actividades de la vida diaria. Se recomienda la realización de actividad física a tolerancia, la práctica de ejercicios como pilates o natación pueden ser de utilidad, no se recomienda el reposo absoluto cuando el dolor no es muy intenso.

 A largo plazo se deben hacer cambios en el estilo de vida como son evitar un estilo de vida sedentario, prevenir la obesidad y el sobrepeso, y cambios en los hábitos posturales.

Referencias:

Ministerio de Salud Pública.Dolor lumbar. Guía Práctica Clínica (GPC). Primera Edición. Quito: Dirección Nacional de Normatización; 2015. Disponible en: http://salud.gob.ec
IETSI. Guía de Práctica Clínica para el Diagnóstico y Tratamiento de Lumbalgia. Guía en Versión Extensa. GPC N°2. Perú, Diciembre 2016
Diagnóstico, Tratamiento y Prevención de Lumbalgia Aguda y Crónica en el primer nivel de atención. México. Secretaría de Salud.2009

.

.

.

Daño pulmonar en COVID-19

Daño pulmonar en COVID-19

Fisiopatología pulmonar por COVID-19

La COVID-19 es una enfermedad muy compleja, ocasionada por el virus del SARS-CoV-2, en la cual muchos de los pacientes que llegan a ser internados presentan Insuficiencia Respiratoria Grave (o mejor conocida a nivel médico como SIRPA), de ella se desprenden muchas reacciones en el tejido alveolar que agravan el estado del paciente, por lo que requiere ser intubado.

 

¿Qué es el SIRPA?

Lo primero que ocurre en un Síndrome de Insuficiencia Respiratoria Progresiva Aguda (SIRPA) es un proceso inflamatorio exuberante y muy intenso, por la actividad de dos células protagónicas: los neutrófilos y los macrófagos. En este proceso se activa además de manera anormal la cascada de la coagulación y con esto pueden formarse trombos (coágulos) en el interior de los vasos como veremos más adelante.

Se puede perder la propiedad de los pequeños vasos sanguíneos llamados capilares que son parcialmente impermeables, es decir, de manera normal se fuga un poco de plasma, pero cuando se altera su permeabilidad, se infiltra el plasma e inunda el tejido pulmonar, dando lugar a un edema pulmonar. Este SIRPA es la vía final de una neumonía por SARS-CoV-2, aunque no es exclusiva de la COVID-19 y también puede suceder en casos de cirugía complicada del corazón, pancreatitis, trauma grave, accidentes automovilísticos, entre otras.

El SIRPA comienza con una fase en la que hay mucha inflamación, muerte de células y se pierde la sustancia que recubre por dentro a los alveolos para que no se colapsen, además de proporcionarles capacidad tensoactiva, propiedad que tiene también el agua, permitiendo que los mosquitos puedan caminar sobre ella. Cuando esa sustancia, o también llamada factor surfactante, se pierde, los alveolos se colapsan y ya no tienen capacidad para intercambiar los gases (oxígeno y bióxido de carbono).

  

El virus de SARS-CoV-2 consta de 5 fases de infección

  • Adherencia, es cuando inhalamos aire contaminado y el virus entra al organismo por la vía respiratoria, buscando dónde unirse. Las células epiteliales son las que revisten por dentro a los alveolos y son ricas en los receptores que este virus necesita para realizar su proceso.
  • Penetración a la célula, se da a través de distintos mecanismos complejos de función de membrana, se mete a la célula y libera su contenido, parte de este contenido es su Ácido Ribonucleico (RNA), que entra a la maquinaria de las células para replicarse en el siguiente paso.
  • Biosíntesis, es el proceso que le da vida a través de nuestro organismo. Una vez dentro de las células, el virus imita el mecanismo de las células para producir proteínas de él, en un proceso de replicación.
  • Maduración, en la que las partículas que el virus produce, llegan a su etapa madura, produciendo nuevos virus listos para liberarse dentro del organismo.
  • Liberación, es cuando los nuevos virus salen de la célula repitiéndose el ciclo y haciendo que la persona desarrolle la infección.

 

¿Qué ocurre en los pulmones después de la infección?

El organismo cuenta con un mecanismo de defensa que se compone por los macrófagos alveolares, las mismas células epiteliales y las células dendríticas que fagocitan. Una vez que ocurre la infección, se establece una batalla: nuestras propias células (incluyendo las epiteliales que aún no contienen el virus) se comen a las que ya están infectadas. Si esta batalla se inclina a favor de las células dendríticas y del macrófago alveolar, la enfermedad no progresa y se autolimita.

Pero, si la batalla la pierden las células dendríticas y los macrófagos alveolares, el virus se va replicando cada vez más y la enfermedad aumenta comprometiendo, de cualquier forma, el estado de salud del paciente, que puede entrar en un estado de gravedad teniéndose que intubar y manejar en Terapia Intensiva.

Estas células, al mismo tiempo que nos defienden, presentan el antígeno a otra parte de nuestras defensas para que el organismo sea capaz de generar anticuerpos, sin embargo, también se liberan muchas sustancias proinflamatorias que, como su denominación lo indica, nos inflaman más, lo que también contribuye a desarrollar formas graves de la enfermedad, llevando al paciente a terapia intensiva, por lo que se establece un círculo vicioso.

Por el lado vascular, las células endoteliales que recubren por dentro a los vasos sanguíneos de los pulmones, también se infectan por el virus y pierden sus funciones, entre las que se encuentran: mantener integridad vascular, promover la vasodilatación y de antiagregación plaquetaria. Cuando estas células se alteran e inflaman (endotelitis), pierden la permeabilidad vascular, hay mayor fuga de líquido al exterior del vaso, se caen, exponen lo que hay detrás de ellas que es la membrana basal y se activa la cascada de coagulación, lo que trae problemas como trombosis.

 

 

Con información del Dr. José Javier Elizalde González, Neumólogo, Profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM y Jefe del Servicio de Neumología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

 

 

 

Historia de los anfiteatros anatómicos

Historia de los anfiteatros anatómicos

La palabra Anfiteatro hace referencia a la parte más alta de un teatro, que constaba de una edificación circular o elíptica (en la civilización romana, como el Coliseo) donde se celebraban espectáculos, deportes o combates en el centro; los espectadores se colocaban alrededor y hacia arriba en gradas. 

Luego, el término fue adoptado por la cátedra, especialmente de anatomía. El primer anfiteatro anatómico en la historia fue construido en 1490 por el cirujano italiano Alessandro Benedetti, profesor de cirugía y anatomía en la Universidad de Padua. En el centro se colocaba una mesa con el cuerpo y a un lado el catedrático para enseñar disección, anatomía y procedimientos quirúrgicos. La sala, de igual manera, se edificaba de manera circular, adaptada para que los alumnos se colocaran en niveles ascendentes, alrededor de la mesa de disección.

En México, el programa completo de enseñanza de medicina se consolidó en 1620, con una duración de 4 años. Dentro de este programa se daba la asignatura de anatomía y cirugía. En 1646, Juan Correa realiza la primera disección anatómica en el Hospital de Jesús y para 1649, el obispo Juan de Palafox y Mendoza ordena que cada 4 meses se realizaran disecciones en los hospitales que ayudaban a la enseñanza, dentro de los cuales también encontramos al Hospital Real de esta Ciudad y el Hospital de San Andrés. Todos los catedráticos y alumnos de medicina tenían la obligación de asistir a estas clases de anatomía y el que no la presenciara se hacía acreedor a una multa de 50 pesos o incluso podría perder el curso.

Después de este evento, en el Palacio de Medicina, el tercer piso estaba dedicado al trabajo con cadáveres sobre mesas de mármol de manera rutinaria, algunas de estas mesas aún se conservan en el aula 518 de nuestra Facultad de Medicina (en el Departamento de Anatomía) y otras en exhibición dentro del Palacio de Medicina.

En la década de los 60’s, se tenía un anfiteatro con la antigua infraestructura, es decir, con una plancha al centro y con niveles circulares hacia arriba para observar la disección. Constaba de 4 puertas, por una entraban los profesores, por la segunda puerta entraban los auxiliares, por la tercera los ayudantes y la última puerta comunicaba con la parte que subía a los niveles de observación. Sin embargo, en los años 70’s desapareció esta figura y solamente quedaron las aulas del basamento del edificio B, que inicialmente estaban enfocadas para la realización de disecciones quirúrgicas, por una parte, entraba el profesor y a pesar de que la estructura no era circular, los alumnos subían en escaleras para observar la clase, lo que también desapareció con el tiempo.

Los anfiteatros anatómicos como se conocieron en los inicios de su historia, evolucionaron a laboratorios de disección, que además adoptaron el uso de otras herramientas como microscopios, lámparas quirúrgicas y actualmente se han implementado medidas de seguridad como pisos antiderrapantes, antiestáticos y anticorrosivos, extractores de aire que evitan la acumulación de olores y vapores, e incluso los anfiteatros modernos han incluido el uso de tecnología de punta para facilitar aún más la enseñanza, así como nuevas técnicas de preservación de los cuerpos. El único anfiteatro moderno en México que aún conserva el antiguo estilo arquitectónico es el de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

 

 

Diferencias entre los antiguos y los modernos tratamientos de los cuerpos

 

Los tratamientos en sus inicios eran a base de alcohol puro y en la antigüedad utilizaban el clavo para cambiarle el sabor a esta sustancia, ya que en los casos en el que el cuerpo tenía que ser trasladado por varios días, el alcohol corría el riesgo de ser ingerido por las personas que lo transportaban.

Luego se empezó a utilizar otro tipo de alcohol  (formaldehído), ésta sigue vigente para la preservación de los cuerpos. Sin embargo, se ha demostrado que es una sustancia cancerígena, por lo que las nuevas técnicas incluyen el formol en una muy baja concentración para disminuir el riesgo a la salud por sobreexposición a este químico, sobre todo para las personas que se dedican a preparar los cuerpos, a diferencia de los estudiantes que sólo se ven expuestos durante algunas horas, una vez a la semana en su primer año de la carrera.

La Facultad de Medicina creó su propia fórmula de preservación (Fórmula UNAM), una modificación a una técnica llamada Carbowax, a la que se le modificaron las concentraciones de las sustancias y se logró disminuir la concentración de formol a menos del 5% y otras sustancias como eucalipto y mentol.

Existen otras técnicas de preservación entre las cuáles encontramos una conocida como Thiel en honor a el Dr. Walther Thiel quien la inventó y consiste en introducir el líquido de manera intravascular para después sumergir los cuerpos por meses, logrando una mejor flexibilidad. Finalmente  la “plastinación”, la cual ha revolucionado al mundo y fue creada por el alemán Gunther Von Hagens, consiste en sustituir el agua del cuerpo por un plástico mediante impregnación forzada, con ayuda de una cámara de vacío. Este modelo es permanente y a diferencia de otros ya no es necesario utilizar guantes para manipularlo porque ya no queda ninguna sustancia líquida.

 

 

Con información del Dr. Diego Pineda Martínez, Profesor de Anatomía y jefe del Departamento de Innovación en Material Biológico Humano de la Facultad de Medicina, UNAM.

Hábitos saludables en tiempos de COVID

Hábitos saludables en tiempos de COVID

Jaime Ugarte

El confinamiento ocasionado por la COVID-19 ha provocado cambios en los tiempos, rutinas, y formas de trabajo de muchos sectores de la población. Esto podría traer un consumo de alimentos menos saludable y una disminución en la actividad física, favoreciendo el aumento de problemas de salud como el sobrepeso.

Con el distanciamiento físico y el hecho de no poder salir de casa, la forma de comprar de muchas personas ha cambiado, ya que algunos optan por comprar sus alimentos vía telefónica o por internet. El estar sujeto a la disponibilidad del lugar de compra, provoca que en ocasiones la gente no consuma lo que debería, sino lo que hay. Además, al no adquirir físicamente los productos, la calidad y frescura de estos puede no ser la mejor, por lo que es importante hacer un plan de compra y alimentación inteligente. 

Para adaptarse a comer saludable, ya sea desde casa o fuera de ella, es importante conocer las necesidades individuales. Más que adaptar el cuerpo a un plan, se trata de, dependiendo de los requerimientos que se necesitan, seguir las recomendaciones de tipo nutricionales y generar el hábito de consumir las raciones correctas, acompañado de una actividad física en casa. La estrategia que puede funcionar es planear lo que se va a comprar, saber qué preparar, y ajustar los tiempos buscando un espacio para ejercitarse. 

A la hora de mantener una salud integral, se necesita estar bien tanto física como mentalmente. El distanciamiento físico puede favorecer enfermedades mentales como ansiedad o incluso depresión, situaciones que pueden ocasionar que las personas elijan alimentos que le brinden sensación de bienestar.  Estos alimentos se caracterizan por tener un alto contenido de azúcar y/o grasa que si se consumen de manera cotidiana y en grandes cantidades puede afectar la salud física. 

No se trata de satanizar alimentos, sino de identificar el mejor momento para su consumo, su mejor forma de preparación y en cantidades correctas.

¿Cómo mejorar el estado de ánimo durante el distanciamiento físico mediante la alimentación?

  • Integrar todos los grupos de alimentos en la dieta
  • Evitar saltarse horarios de comida
  • Crear una armonía entre consumo sano y la activación física 

Está demostrado que realizar actividad física se relaciona con el aumento de endorfinas, lo que ayuda tener una sensación de bienestar. No hay una forma correcta de ejercitarse, todo depende de las necesidades y capacidades individuales. 

Durante el distanciamiento y el trabajo desde casa, existen varias formas de activarse en lugares cerrados: 

  • Realizar ejercicios cardiovasculares para acelerar el corazón, como trotar en un mismo punto, brincar la cuerda, o subir y bajar en un escalón o banco. 
  • Hacer “pausas activas” después de tres horas sentados frente de una pantalla, para hacer movimientos de estiramiento y ayudar a los músculos y oxigenar el cuerpo. 
  • Conectarse a clases de zumba o yoga.
  • Combinar los ejercicios anaeróbicos o de repetición.

Todos somos responsables de cuidar nuestra salud, cada persona se encarga de su bienestar, sin embargo, factores como la accesibilidad de alimentos saludables no necesariamente se cumple, pues en ocasiones, los alimentos no saludables tienen precios mucho más económicos, por lo que se prefieren por encima de los que en realidad deberían consumir. 

Es factible que la contingencia traiga consigo un aumento en los casos de sobrepeso debido a la baja actividad física y los malos hábitos alimentarios. Para evitarlo, la recomendación general es cuidar lo que comemos y tener horarios establecidos para buscar un balance entre la energía que consumimos (ingesta de alimentos) y la que gastamos (actividad física). 

Si estás interesado en seguir una alimentación saludable, acércate a un nutriólogo/a, ellos son los expertos que te pueden ayudar a cuidar tu salud por medio de la alimentación con un plan específico.

Con información de la doctora Elvira Sandoval Bosch, académica de la Facultad de Medicina. 

.

.

.