¿Qué es la cataplexia?

¿Qué es la cataplexia?

 

 

 

Este trastorno se caracteriza por la pérdida del tono muscular ante emociones fuertes, ya sean positivas o negativas, por lo que la persona afectada puede experimentar una caída después de un episodio de risa, estrés o ira. Afecta principalmente  a las mujeres jóvenes en edad reproductiva y se asocia a enfermedades como narcolepsia e hipersomnia excesiva diurna. 

Actualmente se sabe que en el caso de asociarse a narcolepsia, la causa puede ser una disfunción en la región hipotalámica, donde se regula el sueño. Estos pacientes generalmente sufren ataques incontrolables de somnolencia durante el día, pueden quedarse dormidos estando en clase, en una plática convencional, en sus actividades laborales o en muchas otras situaciones. A veces también se acompaña de parálisis del sueño o mejor conocida como la sensación de que “se sube el muerto”, en la que se tiene alguna alucinación auditiva, visual y/o táctil y no se pueden mover las extremidades. Puede haber narcolepsia con o sin cataplexia y otros pacientes pueden sólo tener hipersomnolencia excesiva diurna sin una causa aparente.

El diagnóstico se realiza mediante la entrevista en consulta clínica, en donde se integran los síntomas y signos de sospecha de hipersomnolencia excesiva diurna e indicadores de cataplexia, narcolepsia, parálisis del sueño o alucinaciones. Posteriormente, se realiza una polisomnografía con prueba de latencias múltiples, que consiste en ir a dormir a una clínica del sueño, en donde se colocan electrodos en la cabeza para registrar la actividad cerebral, y en los músculos para la actividad muscular, también se registran la actividad respiratoria y cardíaca, ya que muchos trastornos del sueño también se asocian a estos parámetros. Al día siguiente del estudio, se toman tres siestas para evaluar en cuánto tiempo se queda dormido y alcanza el sueño de movimientos oculares rápidos (REM), que es la fase en la que generalmente se dan los sueños. En algunas ocasiones también se realiza una punción lumbar y resonancia magnética para descartar lesiones cerebrales.

Se ha visto que la serotonina está involucrada con la cataplexia, probablemente como parte del mecanismo fisiopatológico del síntoma, por lo que el tratamiento consiste en la administración de medicamentos inhibidores de la recaptura de serotonina de manera indefinida y estimulantes del sistema nervioso central que ayudan a mantener despierto al paciente durante el día para que pueda realizar sus actividades cotidianas, de esta manera se presenta una mejoría en la calidad de vida. Es importante también establecer una rutina de higiene del sueño como horarios definidos para dormir, siestas vespertinas programadas que no excedan cierta duración y evitar la exposición a luces de pantallas de computadora, celulares u otros electrodomésticos por la noche. 

Lamentablemente estos trastornos del sueño van muy ligados con el prejuicio de que una persona duerme mucho por ser muy perezosa, pensando que estos síntomas son normales debido a su personalidad, por lo que los pacientes se atienden tardíamente, lo que fragmenta a la arquitectura de su sueño y su calidad ideal de descanso. Si éstos no se atienden a tiempo, a la larga pueden generar afectación cognitiva, es decir, de aprendizaje, funciones mentales, de memoria, manuales y de ejecución de procedimientos complejos.

 

Con información del Dr. Máximo León Vázquez, Neurólogo, Epileptólogo, Adscrito a la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina, UNAM y al Hospital Especial del Centro Médico Nacional “La Raza”.

El amor en tiempos de COVID-19

El amor en tiempos de COVID-19

Nota: Abigail Moreno
Ilustración: Gabriel Espinosa

¿Cuándo terminará? La pandemia nos sitúa ante una experiencia inédita tanto a nivel colectivo como individual. Cada vez invertimos más tiempo en casa entre cuatro muros; a la vez, la cercanía distante asoma una sombra de tensión en nuestras dinámicas de pareja y acentúa conflictos latentes. El aislamiento nos cambió el amor.

Amor de lejos…

¿Un abrazo? ¡Imposible! Hace un año comenzó la distancia social, cientos de amantes alrededor del mundo decidieron rechazar con sensatez cualquier encuentro y tener una relación a distancia. Así, sin previo aviso las redes sociales están dando un giro en la forma en la que se conectan los sujetos en sus relaciones personales y, por supuesto, amorosas; en ellas, mantienen e incrementan la comunicación con el otro, sin aún lograr sustituir al contacto físico.

Un romance se edifica entre convivencias y experiencias conjuntas: la tecnología posibilita compartir y conservar el vínculo en estos momentos pandémicos en los que es necesario separarse. El contacto no se limita a conversaciones, sino a diferentes actividades en conjunto; quizás no es posible compartir el espacio, pero sí el tiempo. Sin dejar de lado los acuerdos y límites en todo aspecto de esta nueva normalidad, aquella que nos ha traído formas diferentes de comunicarnos, con el reto de mantener nuestros espacios y relaciones saludables.

Las parejas deben recordar y entender a la cuarentena como un evento externo a su control. Tomar conciencia de que existen situaciones que no se pueden cambiar, tan sólo se debe aceptar y tener presente: “no sólo me ocurre a mí, también a otros”. La pregunta no es ¿cuándo volveremos a vernos?, sino ¿cuándo volveremos a estar en el mismo lugar? Aún no existe una idea certera del futuro; en lo que llega, el contacto deberá continuar entre el texto, las notas de voz y los encuentros en videollamadas.

¿Mucho tiempo juntos?

“Quédate en casa”, la llamada al confinamiento desató que miles de personas en sus centros educativos y laborales se ataran a monitores en casa. El confinamiento obligó a los amantes a coexistir, a conocerse de otro modo y a compartir de forma diferente.

Asimismo, el aislamiento enfatiza el estrés del trabajo, el hogar, el amor y, en algunos casos, la crianza; además, la ansiedad e incertidumbre afines a la sensación de pérdida de la libertad, haciendo usual que algunas personas se vuelvan más reactivas que otras. En un escenario ordinario, cuando una pareja enfrenta una riña, toman un respiro al salir de casa; en cambio, ahora es difícil evitar al otro en un lugar limitado y viene el cuestionamiento: “¿cómo dialogar sin discutir?”.

En lo cotidiano, en cualquier momento, por cualquier motivo, el conflicto es normal: desde encontrar una taza fuera de su lugar hasta hallar la casa en completo desorden. Entonces, es conveniente tomar un segundo y razonar: “¿debería enojarme?”, “¿será para tanto?”. Por ello, resulta esencial construir un ambiente de confianza en el que ambos sientan comodidad al externar emociones o pensamientos del día a día; es una oportunidad para mejorar la comunicación.

También, es necesario establecer límites entre el espacio individual y común, evitando condiciones de monotonía o saturación. Tener momentos de soledad es la clave para mantener un balance y disfrutar de mejor manera los momentos en pareja.

¿Cómo cuidar mis relaciones?

No existe una receta secreta, pero una base construida a través de conectar y entablar una conversación, el excavar en “¿qué me ocurre y qué nos ocurre?”, sería un buen comienzo. “¿Qué esperas de mí y qué espero de ti?”, exteriorizar las incomodidades es un primer paso para generar un cambio. En algunas parejas la carencia de comunicación termina en “exigencias ocultas”, es decir, expectativas que nunca se cumplen porque no se externaron, dejando a su paso un sentimiento de incomprensión.

Ahora lo que nos toca es un periodo de adaptación para reaprender en las dinámicas de pareja ante estos nuevos escenarios. Así fue como el aislamiento nos cambió el amor.

Con información de la Doctora Mariana Rodríguez Lugo, Psicóloga en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina de la UNAM

¿Sabes qué es el Síndrome de Asperger?

¿Sabes qué es el Síndrome de Asperger?

Nota: Abigail Moreno
Ilustración: Gabriel Espinosa

Con el objetivo concientizar y sensibilizar a nuestra sociedad sobre el impacto de una condición cada más visible, el Día Internacional del Síndrome de Asperger es conmemorado cada 18 de febrero desde 2007 en memoria a Hans Asperger (1906-1980), Médico Pediatra e investigador de origen austriaco, quien identificó ciertos rasgos de la conducta infantil en 1994.

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales en su Cuarta Edición, es considerado como uno de los Trastornos Generalizados del Desarrollo, no obstante, en la Quinta Edición se establece como uno de los Trastornos del Espectro Autista, siendo así más inclusivo en los síntomas asociados a esta condición, lo que permite que más individuos lleguen a verse identificados.

Los Trastornos del Espectro Autista se caracterizan por una serie de anomalías o alteraciones neurobiológicas implicadas en la conducta social, un déficit en la capacidad de comenzar y mantener comunicación e interacción social, así como ciertos patrones de comportamiento repetitivo y riguroso.

En el marco de la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista, publicada en el Diario Oficial de la Federación de México el 30 de abril de 2015, se revela que uno de cada 300 infantes se enfrenta con el espectro, y año con año se registran más de 6 mil nuevos casos.

En los últimos años unos cuantos investigadores y especialistas consideran al Síndrome de Asperger como Autismo de Alto Funcionamiento, debido a la falsa creencia de que los individuos no presentan problemas en el funcionamiento cognitivo. Sin embargo, no es conveniente generalizar, existen individuos con o sin un diagnóstico y un tratamiento, con un desempeño cognitivo inferior, igual o superior a la media.

Aunque es cierto que quienes presentan esta condición llegan a mostrar una magnífica memoria, suele ser selectiva a intereses restringidos, por ejemplo, infantes en edades tempranas tienen la capacidad de recordar los nombres de los dinosaurios, sin embargo, esto no los convierte en superdotados porque la inteligencia involucra otras áreas del funcionamiento.

Los individuos con Síndrome de Asperger tienden a encontrar el mundo caótico o confuso, su mente es rígida, lógica y literal, esto se traduce en una gran dificultad para entender cuando los demás se expresan utilizando el lenguaje figurado o el lenguaje corporal, lo que ocasiona que puedan llegar a sentirse excluidos.

En estos déficits destaca una disminuida capacidad para la reciprocidad emocional o para establecer relaciones afectivas. Una situación común es que se les considere egoístas al manifestar conductas o expresiones carentes de empatía, sin filtro o sin congruencia en determinado contexto social.

En algunos casos el diagnóstico surge en virtud de la existencia de otro familiar con la misma condición, cuando en retrospectiva son analizadas y comparadas ciertas conductas. La valoración es clínica e involucra a diferentes disciplinas, consiste entre otras cosas, en instrumentos de evaluación realizados mediante entrevistas, así como observación con el objetivo de construir un perfil no sólo del funcionamiento cognitivo, sino también del funcionamiento en otras áreas.

En estos individuos es común encontrar comorbilidades o condiciones secundarias como ansiedad o depresión u otros trastornos como déficit de atención e hiperactividad, incluso otras manifestaciones físicas como problemas gastrointestinales o una constancia de alergias a ciertos alimentos. Esto representa que su tratamiento no sea universal, la intervención comprende una serie de especialistas, así como de la familia y la escuela.

El Síndrome de Asperger se manifiesta durante el desarrollo, en la infancia temprana, sin embargo, entre menos intensos son estos síntomas, tanto padres como pediatras tienden a normalizar conductas considerándolas como etapas, por ejemplo, cuando un niño muestra marcado interés en comer ciertos alimentos o jugar con ciertas cosas; también tienden a asumir dichas conductas como una alteración en la crianza o una carencia de límites, incluso son confundidas con berrinches, por tal motivo es notorio más tarde, en un estado más avanzado, cuando las demandas sociales comienzan a tomar relevancia en el individuo y necesita un respuesta al por qué de su comportamiento.

En nuestro país, aún cuando no existe una estimación exacta, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refiere al menos la existencia de 45 mil infantes con esta condición, además se considera una estadística en crecimiento en virtud de la erradicación de estigmas gracias a la información, así como los nuevos centros para su diagnóstico y tratamiento.

Con información de la Doctora Laura Barrientos Nicolás, académica en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina UNAM. Especialista en Psiquiatría en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente Muñiz” y Psiquiatría en la Infancia y Adolescencia en el Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”.

Amor con pautas inclusivas

Amor con pautas inclusivas

Karen Hernández

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) forma parte de las afecciones del neurodesarrollo. Recibe el nombre de “espectro” porque personas con el mismo diagnóstico pueden tener variaciones en el tipo y la gravedad de los síntomas, los cuales alteran el comportamiento social, la comunicación y el lenguaje. Existen dos síntomas básicos:

  • Déficit en la interacción y comunicación social. Hay una amplia gana de severidad sintomatológica, ya que hay quienes presentan TEA y no interactúan ni desarrollan un lenguaje verbal, y quienes sí hablan, pero tienen dificultades en la interacción social.
  • Tienen patrones de intereses y actividades restringidas, estereotipadas o repetitivas.

Esta condición perjudica el desarrollo afectivo de quienes la padecen, debido a que manifiestan un déficit en la comunicación e interacción. Puede dificultárseles hacer amistades, ya que comúnmente no presentan una reciprocidad social y emocional. Aquellos que no desarrollan una comunicación verbal adecuada llegan a ser excluidos por no entender a los demás o porque actúan de ciertas formas que dificultan la interacción.

La desinhibición social tiende a ser un tanto diferente entre hombres y mujeres. Ellas suelen ser más sociables y a tener exceso de confianza, lo que puede llegar a ponerlas en riesgo ante otros. Mientras que los hombres llegan a ser más cohibidos.

Para que tengan un desarrollo afectivo positivo se les debe enseñar desde la infancia ciertas habilidades sociales, ayudarles a comprender el lenguaje no verbal y dejarles muy presente que son libres de expresar sus sentimientos.

Es importante destacar que quienes padecen TEA presentan un desarrollo sexual como cualquier otra persona. Si quienes los instruyen se escandalizan y no dan pie a hablar del tema, difícilmente apoyarán a que tengan una vida sexual sana, exponiéndolos a abusos, ya que pueden confundir o no diferenciar las intenciones de otras personas. Se les debe enseñar que antes de un acercamiento erótico, debe existir un acercamiento emocional, generar lazos de confianza y respeto.

Se recomienda hablar con ellos, explicarles sobre su sexualidad, las diferencias entre hombres y mujeres, los cambios físicos y emocionales que tendrán, la diversidad sexual y los derechos sexuales. Mantenerlos siempre informados será la mejor forma de prevenir casos de abuso.

 

Con información de la Doctora Diana Patricia Guízar Sánchez, Médica Psiquiatría con Subespecialidad en Psiquiatría Infantil y del Adolescente. Académica del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina de la UNAM

 

 

Trastornos mentales y neuroquímica…

Trastornos mentales y neuroquímica…

Sobre trastornos mentales y neuroquímica cerebral…

 

Los trastornos mentales o afecciones neuro-psiquiátricas, se definen como una alteración del funcionamiento a nivel cerebral, el cual se manifiesta con alteraciones en el pensamiento, en la conducta y/o en las emociones de las personas.

Existen oficialmente dos clasificaciones diagnósticas que se utilizan en psiquiatría: el DSM realizada por la Asociación Psiquiátrica Americana y la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (que incluye a todas las patologías identificadas hasta ahora en los seres humanos, entre ellas las patologías psiquiátricas).

De manera muy general, estas clasificaciones abarcan: trastornos del neurodesarrollo, del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, bipolares y otros trastornos relacionados, trastornos depresivos, de ansiedad, obsesivo compulsivo, traumas y otros relacionados con el estrés, disociativos, por síntomas somáticos, de la alimentación, del sueño – vigilia, disfunciones sexuales, de control de impulsos y conductas disruptivas, por uso de sustancias y adictivos; neurocognitivos (por ejemplo las demencias), parafílicos y de la personalidad entre otros. A su vez, cada uno de estos grupos se conforma por distintos trastornos específicos.

No se saben las causas específicas ya que son multifactoriales. Tienen una importante carga genética (quienes tienen familiares con algún trastorno son más vulnerables que el resto de la población), en muchas ocasiones estos trastornos vienen “precargados” en la persona que se ve afectada y se detona por alguna experiencia en su historia de vida, o a nivel biológico como en el caso del periodo de embarazo, postparto o climaterio, entre otras condiciones de este tipo.

El último estudio realizado entre la población mexicana para revisar la prevalencia de estos trastornos fue en el 2001 y publicado en 2003 (la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica), en el que se encontró que el 28.6% de la población adulta ha presentado alguna alteración psiquiátrica alguna vez en la vida.

Los trastornos más frecuentes fueron las fobias específicas con una prevalencia de 7.1%. En trastornos individuales, tanto en hombres como en mujeres, el segundo lugar lo ocupan los trastornos de conducta con un 6.1%; en tercer lugar, la dependencia al alcohol con 5.9%; en cuarto lugar, la fobia social con 4.7%; y en quinto lugar el trastorno depresivo mayor con 3.3%

Para las mujeres, las más frecuentes fueron las fobias específicas y sociales, seguidas de la depresión y problemas de sustancias.

Para los hombres, dependencia al alcohol en primer lugar, seguida por los trastornos de conducta y el abuso de alcohol sin dependencia.

Por género, los hombres tienen prevalencias más altas en comparación con las mujeres.

En cuanto a regiones del país, la centro–oeste de México, es la que presenta la mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos en la vida, por el elevado índice de trastornos por uso de sustancias y trastornos afectivos.

Sólo 1 de cada 10 personas con trastornos mentales recibe atención especializada.

 

¿Cómo funciona la neuroquímica cerebral?

Anteriormente se pensaba que dependiendo del trastorno mental, éste era producto de una afección de algún neurotransmisor en particular, por ejemplo, la depresión era una afección a nivel de serotonina, la ansiedad a nivel de adrenalina y noradrenalina, las manías a nivel de dopamina, pero actualmente se sabe que en realidad cualquier trastorno es producto de una disregulación general de los neurotransmisores, neuro-hormonas y segundos mensajeros, es decir, toda la neuroquímica cerebral se descompone, perdiendo equilibrio y funcionalidad. Por lo tanto, no se puede afirmar que los trastornos se dan por una deficiencia o un exceso de alguna de estas sustancias de manera particular.

Sin embargo, entre las sustancias más identificadas como intervinientes en estos procesos, encontramos:

  • Serotonina. Se encuentra de manera importante a nivel del sistema nervioso central y también en el tubo digestivo, razón por la que al intestino se le conoce como segundo cerebro. Casi todas las personas que tienen una afección emocional o ansiosa también tienen malestares gastrointestinales. Este neurotransmisor está relacionado con las emociones, estado de ánimo, ira, reacciones de respuesta agresiva, humor, sueño, sexualidad y apetito, es el más conectado con las alteraciones como depresión y ansiedad.
  • Oxitocina. Es una neuro-hormona que se produce en el hipotálamo y se relaciona con la conducta sexual y el apego. Ha sido muy estudiada por su relación con el establecimiento de relaciones sociales, en especial las positivas. Es la que más tiene que ver en la vinculación con los otros.
  • Las endorfinas. Son proteínas o péptidos opioides que fabrica nuestro cuerpo y generan sensación de bienestar, placer y favorecen al control del dolor (analgésico), las producimos cuando realizamos ejercicio físico, consumimos alimentos como el picante y el chocolate, durante el enamoramiento y también se liberan durante el orgasmo en conjunto con oxitocina, por lo que también están implicadas en el estado de ánimo.
  • Dopamina. Es la neuro-hormona identificada como la sustancia del placer y de la energía, se produce en muchas partes de nuestro sistema nervioso, es liberada por el hipotálamo y tiene la función de regular lo que hace la hipófisis, tiene acción en el comportamiento, generación de pensamientos, la actividad motora, la motivación y recompensa, por lo que es una de las sustancias más involucradas en los procesos de adicción. También regula el sueño, humor, atención y aprendizaje, regula la producción de leche durante la lactancia.

 

¿Cómo actúan los medicamentos?

No existe una cura para los trastornos mentales, sus manifestaciones sólo se controlan mediante tratamientos, ya que la cura estaría directamente relacionada con una causa específica. De manera muy simplista, lo que sucede a nivel fisiológico en procesos como la depresión y la ansiedad es que las neuronas “sueltan” a los neurotransmisores, neuro-hormonas o segundos mensajeros, evitando la concentración correcta de estas sustancias en el espacio intersináptico (lugar donde se da la comunicación entre las neuronas), desfavoreciendo su desempeño.

Los antidepresivos se enfocan en lograr una nivelación, básicamente tratan de generar un tono o una mayor concentración de las sustancias en ese espacio intersináptico. Los neurotransmisores tienen diferentes mecanismos para regularse y uno de ellos es la recaptura, es decir, la terminal que soltó a determinado neurotransmisor se lo vuelve a “comer” para mantener una cantidad más o menos estable, pero cuando esto se altera aparecen las manifestaciones de los trastornos.

Los antidepresivos más utilizados son los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina y lo que hacen es evitar que disminuya la concentración de esta sustancia en ese espacio para que la neurona no la vuelva a absorber, sino para que el neurotransmisor permanezca en mayor cantidad y mayor tiempo en el espacio intersináptico. Un proceso similar ocurre con los antidepresivos duales que son inhibidores selectivos tanto de recaptura de serotonina como de norepinefrina, estos se adhieren a los sitios que se “recomen” a la serotonina y además a la norepinefrina.

En el caso de los antidepresivos del grupo IMAO, lo que inhiben es una enzima, la monoaminooxidasa, que destruye al neurotransmisor; de esta manera logran que éste aumente su tono en el espacio intersináptico.

Por su parte, los antipsicóticos moduladores del ánimo de última generación están enfocados principalmente a lograr una regulación a nivel de dopamina y otras sustancias más, incluyendo también a la serotonina, norepinefrina, entre otros. Su función radica, por ejemplo, en tratar de aumentar el tono dopaminérgico para tener un efecto en el contenido del pensamiento.

Otros fármacos que también se usan con frecuencia las benzodiacepinas, mejor conocidas de manera general como tranquilizantes, actúan a nivel del sistema inhibidor del cerebro y no solamente tranquilizan, dependiendo de qué benzodiacepina es, también tienen efecto sedante, algunos de ellos son anticonvulsivos y otros actúa como relajantes musculares.

Otros medicamentos actúan sobre los segundos mensajeros, como el carbonato de litio, que se utiliza para el trastorno bipolar, el cual va a mayor profundidad a modificar la información genética de las células. Los medicamentos que más se utilizan para el Trastorno de Déficit de Atención (TDA), tienen efecto estimulante con una fuerte acción a nivel dopamina para lograr la concentración, el enfoque y la tranquilidad.

Por su parte, los medicamentos que se prescriben para las demencias, se dedican a inhibir una enzima llamada acetilcolinesterasa, la cual se encarga de degradar a la acetilcolina, que es otro neurotransmisor involucrado en los procesos de aprendizaje y memoria.

En muchas ocasiones y de acuerdo al diagnóstico del paciente, se utilizan algunos fármacos combinados para lograr la respuesta que el paciente requiere. También deben valorarse algunos otros factores de sus antecedentes clínicos, por ejemplo, si tuvo dificultad al nacer, parto prolongado, uso de incubadora o si alguna vez sufrió alguna caída con pérdida del conocimiento. Las lesiones traumáticas son importantes, así como la exposición de la madre a algún virus o productos químicos durante el embarazo, y el consumo de sustancias adictivas o cuestiones de aislamiento y soledad, estos son factores que pueden llegar a detonar algún trastorno que ya estaba precargado en la persona y las alteraciones o atrofias cerebrales son producto de esto, pero no son la causa, sino el resultado de que el trastorno mental se ha manifestado por mucho tiempo.

 

Con información de la Dra. Ingrid Vargas Huicochea MD MSc PhD, Coordinadora de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina, UNAM.

 

 

¿Quién fue Bernardino Álvarez y por qué un famoso hospital psiquiátrico en la Ciudad de México lleva su nombre?

¿Quién fue Bernardino Álvarez y por qué un famoso hospital psiquiátrico en la Ciudad de México lleva su nombre?

 

Bernardino Álvarez Herrera nació en 1514 en el poblado de Utrera, Sevilla, España. A los 20 años llegó a la Nueva España, se inscribió como soldado y participó en el deporte de charrería en la región de Zacatecas. Más tarde cuando llegó a la Ciudad de México, estuvo envuelto en escándalos por juegos de baraja, al provocar duelos y llevar una vida libertina.

Se le mezcló en un homicidio derivado de una riña y lo llevaron preso junto con otros deportados de Filipinas a una expedición, condenado a servir de manera forzada. Gracias a una mujer que sedujo en el puerto de Acapulco pudieron escapar, tres de sus compañeros fueron reaprehendidos y ahorcados, por lo que Bernardino Álvarez escapó a Perú para laborar en su profesión militar durante seis años.

Treinta años después y con una gran fortuna, regresó a la Nueva España. Envió una carta a su madre para que viajara y se quedara a vivir con él. Sin embargo, ella se negó y le respondió que tenía lo suficiente para cubrir sus necesidades y que él debería destinar sus riquezas a la caridad y entregarse a Dios. Fue cuando Bernardino se arrepintió de su pasado y se motivó a ingresar como religioso en el hospital de la Limpia Concepción. Daba limosna a los necesitados, atendía a los enfermos y cada vez su altruismo incrementaba. Al iniciar su dedicación religiosa, fundó la Orden de San Hipólito de la Caridad.

También, dio luz a una institución que daba amparo a ancianos que vivían de la limosna pública y para los locos que deambulaban por las calles, que a veces eran objeto de burla. Consiguió una propiedad para construir el primer edificio del Hospital San Hipólito, mismo que abrió en 1566.

En este lugar se recibía a los recién despedidos de otros hospitales para recuperarse y convalecer, contaba con salas para recibir a enfermos en general, pero lo que lo distinguía es que admitía a locos y personas con trastornos mentales. Era la primera vez en la historia de México, y posiblemente en América, en donde se les atendía y trataba con respeto y dignidad.

Daba trabajo a maestros y estudiantes pobres. Conforme aumentaban los pobres enfermos, los religiosos y las limosnas, realizó nuevas fundaciones en Oaxtepec (1568), Xalapa, Perote (1578), San Juan de Montes Claros (1590), La Habana, Puebla de los Ángeles, Guatemala, Antequera, Oaxaca, Querétaro y finalmente en Acapulco.

Fray Bernardino Álvarez fue reconocido por su gran dedicación a los enfermos mentales. Actualmente uno de los hospitales psiquiátricos más importantes del país lleva su nombre, en honor a las grandes aportaciones que hizo.

 

 

Bibliografía.

De Eguiara y Eguren, JJ. (1998). Historia de sabios novohispanos. México. Distrito Federal. UNAM. Coordinación de Humanidades. 193 pp.

Muriel, J. (2015). Hospitales de la Nueva España. Tomo I. Fundaciones del siglo XVI. Instituto de Investigaciones Históricas UNAM. Recuperado de: http://www.historicas.unam.mx/ publicaciones/publicadigital/libros/hospitales/HNET1017.pdf