Nota: Nestor Ortiz
Ilustración: Alexis Domínguez

 

La relevancia de los receptores para la temperatura y el tacto, se da a partir de que estos nos informan, con precisión, de lo que ocurre en el mundo exterior y a su vez, son indispensables para el equilibrio interno de nuestro organismo.

 

¿Qué sucede cuando tocamos algo caliente con nuestras manos? Automáticamente lo soltamos para evitar un daño mayor en nuestro cuerpo, pero ¿cómo viaja esta información de nuestras manos a nuestro cerebro?

 

El Receptor de Potencial Transitorio del tipo Vaniloide 1 (TRPV1), es un canal en la membrana de neuronas nociceptivas, que permite la entrada de cationes como: sodio y calcio. Cuando éste canal se abre, genera que se despolarice esta neurona nociceptiva, la cual envía información al sistema nervioso central y así, nos permite sensar y sentir los cambios de temperatura. 

 

Es decir, el TRPV1 traduce los cambios energéticos externos y hace que el sistema nervioso se entere de esta información al generar una despolarización. Por ejemplo, al tocar algo caliente, se abre este canal y permite que lo podamos sentir. Los principales estímulos del TRPV1 son la temperatura y la capsaicina (compuesto químico que se encuentra en el chile). Incluso, se descubrió que la  resiniferatoxina (compuesto químico de un cactus en Libia), también permite que se active este receptor.

 

¿Qué pasa cuando sentimos dolores internos, como cólicos o cuando existe dolor neuropático?

 

El TRPV1 no solo informa de cambios externos en el cuerpo, también de alteraciones nociceptivas viscerales. De tal forma que, al tener un infarto o al tener cólicos en el tracto digestivo, las fibras sensoriales Vagales, pueden capturar esta información dolorosa. Entonces, el tipo de fibra nerviosa donde se encuentra el TRPV1, informa de alteraciones externas e internas que pueden amenazar el equilibrio corporal.

 

¿Qué tan rápido y preciso es el TRPV1 para informarnos de estos cambios externos e internos?

 

El TRPV1 está en neuronas que generan las fibras nociceptivas de conducción lenta tipo C,  y el tiempo de su activación se encuentra en el rango de milisegundos. Cabe mencionar que, estas neuronas, aparte de sensar la temperatura, también liberan péptidos como el CGRP, por lo que se les conoce como fibras peptídicas.

 

Este canal, genera un cambio en una neurona del ganglio de la raíz dorsal, que llega específicamente a la lámina 1 de la médula espinal. Es decir, la información es muy precisa, y el mundo exterior lo pre clasificamos de acuerdo a la ruta por la cual se adquiere información, y según el transductor activado. De modo que, la neurona que tiene TRPV1, solo se activa con calor y solo se proyecta a la lámina 1,  pero hay otras rutas nociceptivas.

 

Pero ¿por qué es importante conocer estos receptores?

 

La relevancia de los receptores para la temperatura y el tacto, se da a partir de que estos nos informan con precisión detallada lo que ocurre en el mundo exterior y de alteraciones en nuestro organismo.  Por ejemplo, cuando hay inflamación crónica y dolor neuropático, las neuronas que tienen TRPV1, se activan para informar al sistema nervioso que hay un problema interno o, en otros casos, externo. 

 

Con este descubrimiento del TRPV1, se obtuvo precisión y se afino la idea que Descártes mencionaba sobre cómo la piel estaba informando de cambios externos al sistema nervioso. Ahora, el TRPV1 se vuelve primordial porque enseña cómo se está procesando información nociceptiva, tanto externa como interna (visceral).

 

¿A qué nuevas posibilidades da paso este descubrimiento en el ámbito científico y de la salud?

 

Se puede atacar el dolor silenciando esas neuronas que se activan espontáneamente y que provocan malestar (hiperpolarizándolas), siendo útil cuando hay un paciente con dolor neuropático.  Este trabajo, posibilita el tener tratamientos no farmacológicos.

 

En México, contamos con investigadores como el Dr. José de Jesús Aceves, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, quien al reconocer que el cambio en el voltaje de una neurona procesa información dolorosa, busca evitar que se activen las neuronas que poseen el canal del TRPV1, que provoca ese dolor.

 

Con información del Dr. Jose de Jesus Aceves, investigador del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán